A partir de ese primer contacto con Adelino conseguimos comprar algunos vinos de esa región elaborados por Luis Duarte. Hablamos con Pili, la sumiller de la Taberna La Romana de Madrid, para ver si podíamos ir a catarlos con ella, y... aquí están.
Son siete vinos, todos del 2009, y con precios muy atractivos:
En nariz empezó discreto pero interesante. Suponemos que las lías han actuado dejando aromas peculiares, no usuales en los blancos, como cáscara de fruto seco (cacahuete), ceniza, incluso a medicina.
En boca resultó equilibrado, con buena acidez, cuerpo y de largo recuerdo. Agradable.
Más aromático que el anterior, con notas de manzana asada o acompotada y un puntito de hinojo y manzanilla.
En boca resultó más amable, con mayor intensidad de las notas dulces, aunque bien equilibradas con la acidez. También muy largo y agradable.
3.-RUBRICA BRANCO. Antâo Vaz, Verdelho y
Algo más complejo que los anteriores, con recuerdos cítricos, de albaricoque y florales.
En boca apreciamos mayor cuerpo. Suponemos una fermentación en barrica. También equilibrado.
En este punto hicimos una pausa valorativa para acordar que estos tres vinos blancos tienen una relación calidad-precio magnífica. Poseen muchas virtudes: una nariz rica en matices y, sobre todo, una boca excelente, que deja un recuerdo muy largo y agradable. El primero destacó por su originalidad, pero el tercero, el Rubrica Branco, quizá sea el que gustará a un mayor número de personas. A nosotros también nos gustó. Hay que destacar que son vinos elaborados en la mitad sur de Portugal, en un clima cálido, pero su excelente acidez les da mucha frescura y los hace más equilibrados.
Animados por este prometedor comienzo pasamos a los tintos.
Mala suerte: el corcho mostraba contaminación y tuvimos que apartarlo.
Vino que ha permanecido 6 meses en barrica usada de roble francés y americano y que, en nariz, nos ha aportado notas tostadas de la madera y fruta madura. También apreciamos aroma a verdor, a vegetal. Esos tostados también se repitieron por vía retronasal, apagando un poco su frutosidad. El final dejó notas agrias.
La madera (doce meses en roble francés y americano) está mejor integrada que en el vino anterior. También se aprecian con nitidez las notas procedentes de la fruta madura. Resulta goloso, aunque los taninos necesitan más botella para pulirse.
Criado en barrica nueva de roble francés durante 9 meses, la larga maceración que experimentó en su elaboración le dio un color muy intenso. En nariz nos llamaron la atención notas metálicas y lácticas (yogur de fresa).
En boca combina golosidad con cierta astringencia.
¡Salud!
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