En febrero de 2010 probamos el 2006. Nos sorprendió muchísimo. Lo buscamos durante bastante tiempo hasta que nos olvidamos de él. Cuando menos lo esperábamos reapareció. Hace unos días, paseando por Biocultura, nos dimos de bruces con este vino de nombre tan llamativo. Llegó el momento de comprobar si lo de hace casi dos años fue flor de un día o si estamos ante algo serio.
El vino es de capa alta y un ribete morado vivo. En nariz encontramos fruta madura, golosa y recuerdos terrosos.
Al probarlos encontramos un punto dulce que le hace muy atractivo. Es un vino potente, con acidez y alcohol elevados aunque compensados. Los taninos están bien integrados (aunque dentro de unos meses estarán todavía más sedosos). El conjunto es más que agradable, con el recuerdo de la fruta siempre presente. Un vino que invita a repetir. Un mencía muy digno.
Pues ha superado con nota su examen de reválida. La bodega Pérez Caramés hace un vino con una relación calidad-precio excelente, ya que nos costó 5 euros. Además cuenta con el añadido de una elaboración muy cuidada, que parte de una agricultura ecológica.
¡Salud!
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