Hace unas semanas probamos un blanco que nos encantó, el Auratus.
Marcial Dorado, su creador, también elabora este Dorado Superior, un monovarietal de
albariño que nace al otro lado del río Miño. Ya lo habíamos probado, de una añada anterior (la 2004) gracias a la generosidad de Miguel, de la taberna "A curva", de Portonovo (Pontevedra). Nos pareció espectacular, por lo que no nos costó mucho repetir experiencia con una botella más reciente. Es el anticipo a la visita que esperamos hacerle en pocos días.
En la copa muestra un color dorado con
matices verdosos. En nariz apreciamos complejidad. No nos
encontramos con las explosiones florales y tropicales de los albariños
gallegos más comerciales. Hay olor a manzana, a flor, notas anisadas, y todo eso junto a recuerdos minerales y salinos (por un momento nos asaltó la imagen de la arena húmeda de una playa, aunque quizá nos estemos pasando de lirismo).
En boca muestra todo su potencial. Vino fresco, con una acidez extraordinaria, acompañado de un paso elegante, con la untuosidad justa. Es de esos que llenan el paladar y estimulan plenamente la lengua. Deja un recuerdo larguísimo; nos cuesta recordar algún vino blanco tan persistente. Como ya lo conocemos, sabemos que tiene un potencial de guarda y evolución enorme. De hecho, nos pareció joven, con mucha vitalidad; un vino que todavía tiene que dar lo mejor de sí. Y todavía se escucha eso de que los blancos se deben de beber en el año...
El vino se elabora con una fermentación sin adición de levaduras u otros elementos ajenos a la uva. La clave es la buena selección en la bodega, para que fermente una uva en óptimas condiciones. El vino permanece con sus lías, no se estabiliza y recibe un filtrado suave.
Lo compramos en La Tintorería, en Madrid, y nos costó 16,50. Un vino que no defrauda y que está a la altura, si no los supera, de los albariños gallegos de más renombre (y de precios similares o superiores).
¡Salud!
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