Procede este blanco de pequeña producción de cepas viejas que parecen reivindicarse desde el principio con sus notas minerales. Encontramos una nariz compleja, pues también hay notas herbáceas y anisadas, y el recuerdo dulce de la madera (roble ruso). También encontramos fruta, que oscila entre las notas cítricas, la manzana asada y los recuerdos tropicales.
En boca impresiona su acidez. No resulta tan pesado como otros fermentados en barrica que resultan demasiado untuosos y golosos. Gana la acidez, como corresponde a un vino de influencia atlántica (la costa vasca está a unos 100 kilómetros del norte riojano). El paso por boca es aromático (con presencia de la barrica) y muy sabroso, con un cuerpo elegante y equilibrado. El recuerdo es larguísimo.
Un vino muy bien hecho con un precio excelente, ya que cuesta poco más de 10 euros.
¡Salud!
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