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jueves, 8 de marzo de 2012

CLOS MOGADOR: CATA VERTICAL.

René Barbier
A finales de los años 70 René Barbier, Álvaro Palacios, Carles Pastrana, José Luis Pérez y Dafne Glorian, convencidos de que la austera comarca del Priorato, de antiquísimas raíces vinícolas, podía convertirse en la región de donde podían obtenerse vinos reconocidos en todo el mundo, deciden comprar tierras, instalarse allí y empezar a plantar viñas...
¿Cuántas veces habrá oído René Barbier hijo esta historia? ¿Cuántas veces la habrá relatado él? Hoy la cuenta, una vez más, en la sede de la UEC en Madrid ante un nutrido grupo de catadores que venimos a escucharle y a catar siete añadas distintas de Clos Mogador: la historia de la DOQ Priorat simbolizada por esta bodega y este vino.
Suelo de licorella
Hace 40 años, antes de la llegada de este grupo de amigos, el Priorato era una región de vinos a granel que se utilizaban para mezclar con el de otras zonas y así darle más cuerpo y grado alcohólico. Sólo dos bodegas - una de ellas sigue existiendo, Scala Dei - y algunas pocas cooperativas embotellaban. Se trataba de una comarca muy empobrecida donde casi la única salida era la emigración. El trabajo agrícola era muy complicado por culpa de su suelo - la licorella -, y de un clima extremo y seco. Las producciones eran muy bajas y las rentabilidades, por tanto, ruinosas. De las 6000 has de viña que se contabilizaban a principios del siglo XX, en los primeros 80 apenas quedaban 800. Y de ellas, la mayoría de viñas viejas o abandonadas.
En los primeros años, para ahorrar costes, todos los socios vinifican juntos en la misma bodega. El vino es el mismo, pero luego cada uno le coloca su etiqueta. Estas primeras botellas se ponen en el mercado al entonces astronómico precio de 1.500 pts, en España solo superado por Vega Sicilia y pocos más. Con estos precios era imposible vender en el mercado nacional ni una sola botella que procediera de un lugar tan desprestigiado como el Priorato. Así que la solución fue la exportación. Cada socio se encargó de colocar sus vinos en un país extranjero. Y así comenzó la aventura.
Ahora en Priorat no se puede vender vino a granel pues no recibe la calificación. En la actualidad se cuentan 2800 has de viñedo y casi 200 bodegas que producen alrededor de los 4 millones de litros con un precio medio por botella bastante elevado.
René Barbier, padre
Lo que atrajo a mi padre - cuenta René - y a sus socios fue el suelo de pizarra - la licorella - y la tradición vinícola casi milenaria desde que en 1194 se funda el monasterio cartujo de Scala Dei. Las pocas viñas que se encontraron eran de garnacha y cariñena. Técnicamente este terreno, por su naturaleza y por su clima, no es el idóneo para esta variedad, puesto que en un territorio tan caliente la garnacha tiende a alcanzar fácilmente los 16º de alcohol. Además, es muy oxidativa y da poca acidez, lo que dificulta la elaboración de vinos de guarda. Por estas razones, se pensó en ayudarla con otras variedades. Era, también, lo que estaba de moda en los años 80 y lo que había sido siempre usual en el Mediterraneo, donde era una rareza elaborar vinos monovarietales. Así, se eligió la syrah por sus cualidades opuestas a la garnacha, y la cabernet sauvignon, que se consideraba una variedad mejorante. Incluso se llegó a plantar algo de merlot, que hoy ya prácticamente ha desaparecido.

CLOS MOGADOR 1989.
Es el año de la primera cosecha de unas viñas que se empezaron a plantar en 1982. Este vino no fue calificado como Priorat porque su bajo grado alcohólico (12%) no alcanzaba el mínimo exigido por la Denominación. Es el vino de unos bodegueros con sólidos pero rígidos conocimientos de la escuela de Burdeos, que, temerosos de que a estas primeras uvas, ante un septiembre muy caluroso, se les disparase el alcohol, vendimiaron demasiado pronto. El vino está verde. Más de 30 años después, aún tiene una acidez muy elevada. La madera está también muy marcada pues, al ser el primer año, todas las barricas eran nuevas.
Pese a todo esto, el éxito de ventas de este primer vino fue inmediato. En España el reconocimiento había de esperar hasta el 93 ó 94. Hasta entonces el 100% de las ventas se realizaban en el exterior. En 1992 los socios se separan y comienzan a elaborar sus vinos por separado.

CLOS MOGADOR 1992.
René Barbier hijo se encarga a partir de ahora de hacer el Clos Mogador.
Fue un año de lluvias muy tardías, lo que se entiende como un factor que resta calidad a las uvas. Sin embargo René prefiere que se dé este fenómeno porque hace que la fruta madure más lentamente y proporciona más equilibrio. El resultado fue un vino no muy potente, pero con una buena acidez y unos taninos muy maduros.
Cuando René se hace cargo de la bodega familiar toma cuatro decisiones que van a marcar su camino hasta hoy. La primera, acabar con el monocultivo y tomar la senda de la biodiversidad en sus viñas. La segunda, no fiar la determinación del momento de inicio de la vendimia a lo que digan los análisis. Todas las bodegas que siguen estos datos "científicos" realizan vinos homogéneos, difíciles de diferenciar. A partir de entonces es su padre el que, a pie de viña, probando uva a uva durante semanas, dice cuándo es el momento exacto en que se vendimia cada parcela. La tercera, intensificar la extracción. En Clos Mogador se llega hasta los 45 días de contacto del mosto con las pieles.Y la cuarta, eliminar del parque de barricas las de roble americano. Los vinos del Priorat necesitan de una madera que les aporte elegancia y les reste bastante de su rusticidad natural. Esto solo se consigue con roble francés.

CLOS MOGADOR 1995.
El vino está muy reducido. Huele a queso curado en cueva, a hongos, a humedad, a agua estancada. Y no es corcho. Según René es necesario decantarlo con un día de antelación para que se abra y desaparezcan estos aromas. Es esta persistente reducción la que le anima a prolongar la crianza de Clos Mogador de los 12 a los 18 meses a partir de esta añada y a hacer un estrujado más suave o, simplemente, a no estrujar para conseguir menos extracción.

CLOS MOGADOR 1998.
Es el primer año en que existe un consenso de que se trata de una añada excepcional para este vino. René sitúa en la franja 98/02 sus añadas favoritas de Clos Mogador. Son los más equilibrados, los más fáciles de beber, los más placenteros. Se podría considerar este vino como el canon de lo que debe ser un Priorat. Entre los catadores que estamos en la sala también hay consenso: está muy bueno. Un vino elegante y equilibrado con buena fruta, mineralidad y calidez.

CLOS MOGADOR 2001.
Es un año muy importante para la bodega. A partir de esta vendimia se instala una doble mesa de selección de la uva en vendimia para eliminar metódica y sistemáticamente todas las pasas. Con ello se consigue reducir entre 1º y 1,2º de alcohol y evitar todas las características de sobremaduración. Además, sin pasas se mejora la fermentación y se evita la adición de levaduras. Estamos hablando de un volumen importante pues las uvas secas pueden suponer hasta un 10% del volumen total de fruta.
Otro dato importante de 2001 es el salto de prestigio internacional que supuso para la bodega el que Robert Parker, que había concedido 92 puntos al Clos Mogador 1990, en este año lo puntuase con un 98.

El porcentaje de garnacha ha comenzado a hacerse cada vez mayor desde el 2000. Desde entonces se intenta que las variedades principales sean la garnacha y la carineña, las dos autóctonas, y que la cabernet se vaya reduciendo paulatinamente, mientras que siempre se mantendrá un poco de syrah. Lo principal de este 2001 es que en él hay un 20 % de cariñena, que vino a sustituir a gran parte de la cabernet que había estado presente en añadas anteriores. El resultado es excepcional. Es el mejor de toda la cata.

CLOS MOGADOR 2005. 
Muy similar en cuanto a excelencia con el anterior, pero bastante diferente por menos frutal, más mineral y más potente. Hay aromas terrosos y animales. En boca es sabrosísimo, ampuloso, con taninos más marcados, denso, carnoso. El más complejo. 
René Barbier inicia ahora el proyecto de ir eliminando poco a poco todos los aditivos. A día de hoy han conseguido desterrarlos todos... menos el sulfuroso. No deja de hacer ensayos con vinos con cero sulfitos añadidos, pero aún no ha conseguido el resultado que espera. Aún así, Clos Mogador sale al mercado con menos de una tercera parte del sulfito normal para otros vinos tintos. 

CLOS MOGADOR 2008.
Llegamos al último vino de la cata, el único que está actualmente en el mercado. Se trata de un año de climatología fría, lo que hace que ya se pueda catar tan joven pues salió con menos potencia. Es el Clos Mogador más frutal y con tonos más primarios. Todo en él es más sencillo que en sus anteriores hermanos, sobre todo los 2005, 2001 y 1998. 
¡Salud!

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