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lunes, 5 de marzo de 2012

VINORO 2011

Vinoencasa se acercó al Hotel Ritz de Madrid  para asistir a “Vinoro 2011”, un encuentro de vinos españoles que han sido reconocidos con importantes premios a lo largo de ese año. La tarea no resultó fácil, ya que había 25 mesas y más de 60 vinos para probar. Este tipo de reuniones  nos dejan una sensación agridulce: por un lado disfrutamos al poder conocer nuevos proyectos, pero, por otro, y poniéndonos en la piel de los que hacen los vinos, nos apena que el trabajo tan duro que llevan a cabo los trabajadores de las bodegas se vea expuesto a un juicio que se celebra en unas condiciones que no nos parecen las mejores: poco tiempo, mucha gente,etc.

En nuestro caso optamos por seleccionar y fuimos probando hasta que el salón del hotel llegó a unos niveles de ocupación alarmantes.

Comenzamos, para acomodarnos, por el “Kripta” de Agustí Torelló Mata, con sus aromas de crianza y su burbuja fina, cava que ya tenemos reflejado en el blog. A continuación nos fuimos a Galicia, donde probamos el “Altos de Torona”, blanco de Rías Baixas, muy afrutado, y el “Regina Viarum” joven de la Ribeira Sacra, elaborado con una mencía domesticada y agradable.
Entre medias,  nos acercamos a Pla de Bagés, donde la bodega El Molí presentaba sus “Collbaix La Llobeta 2007”, de cabernet Sauvignon y Merlot y “Collbaix Singular 2008”, monovarietal de cabernet que resultó mejor, con una sorprendente integración de fruta y barrica.
Nuestro siguiente destino fue Extremadura. En la subzona de Matanegra, que cuenta con su particular microclima,  la bodega La Pelina elabora  “Chacona Bronce 2010”, un cabernet sauvignon del que se producen unas 20.000 botellas; con la peculiaridad de que parte de la fermentación se realiza en barricas nuevas. El vino adquiere unos matices muy interesantes, y además los taninos están muy suavizados, porque la agresividad de la fermentación provoca que la madera se cure con rapidez. La cabernet sauvignon, con sus notas de pimiento, resulta muy reconocible.

Volvimos a Cataluña para probar lo que traía Bodegas Pinord. En primer lugar, un blanco del Penedés, “Mireia 2011”, mezcla de muscat, gewürztraminer y sauvignon blanc, lleno de aromas florales y con una boca sorprendente porque no era lo dulzona que cabría esperar, con cuerpo y elegancia. A continuación, un Priorat, “Clos del Music 2007”, procedente de la finca Mas Blanc, y que cuenta con el sello Demeter. Demeter es una asociación europea sin ánimo de lucro que avala a productores biodinámicas con un control muy riguroso de su producción. Conocemos varias bodegas europeas que lo tienen, y, por lo que vamos conociendo, en España hay muchas reticencias a la identificación con lo ecológico, y todavía más con lo biodinámico, porque son términos asociados a vinos raros. Además está la siempre temida y complicada burocracia. Afortunadamente cada vez son más las bodegas, que sin tener sellos, cuidan la tierra y elaboran sus vinos con prácticas de ese tipo.  En cuanto al vino, presentaba fruta roja en abundancia, madera bien integrada y buena acidez en boca.

Tras alguna que otra decepción nos pasamos a La Rioja, donde probamos el “Contino Gran Reserva 2004” y el “Viña del Olivo 2007”, ambos de Viñedos del Contino (detrás está CVNE). Este último nos pareció un rioja de línea moderna, basado en los conceptos de pago y vino de autor, con protagonismo de la barrica nueva. El Gran Reserva, fue otra cosa. Embotellado solamente en magnum (envejecimiento más lento), y sólo en añadas excelentes, nos sorprendió su color vivo; redondo, con mucha fruta, a caballo entre los aires clásicos riojanos y la línea actual.

Cruzamos la sala y nos fuimos a Zamora; la bodega Aliste elabora a partir de pocas hectáreas de viñedo propio, “Geijo”, un fermentado en barrica con verdejo, viura y chardonnay. La verdejo destacaba con nitidez, aunque sin exageraciones, y la madera se asomaba, quizás demasiado, con notas de tostado y fruto seco. El tinto, “Marina de Aliste”, tinta de Toro con un 10% de syrah; nos gustó menos porque le faltaba afinamiento en botella (algo que también advertimos en otros, y es que muchos vinos venían recién embotellados).

La siguiente estación fue Jumilla. Allí, la bodega Hacienda Pinares elabora el ”Hacienda Pinares 2008”, un monastrell pie franco que nos gustó por su mineralidad y contenida elegancia, sin derroches golosos. En boca también mostró una acidez digna de mención, que equilibraba perfectamente los más de 14 grados de alcohol y que le aportaba mucha longitud.

Siguiendo por la fachada mediterránea levantina, pudimos probar el “Marina Alta Espumante”, un vino espumoso de moscatel de Alejandría, con solo 7 grados de alcohol. Preguntamos por cómo se logra esta baja graduación y nos contaron que se hacía parando la fermentación con frío, lo que daba algo de azúcar residual. Luego, la otra clave es la presión para conseguir la burbuja deseada. El resultado final es muy satisfactorio, en la línea de calidad de, por ejemplo, los buenos moscatos de Asti italianos. Dulzor y suavidad, junto a perfume floral son sus virtudes, junto a una burbuja fina y cremosa. Un vino de esos que los especialistas en publicidad califican de “femenino”, expresión que no nos gusta nada pero que en estos ámbitos comerciales es muy frecuente.

Volvimos a la Meseta para probar el “Finca Constancia -Parcela 23- 2009”, perteneciente al grupo Gonzalez Byass. Con una interesante elaboración, que incluye la maceración carbónica, el vino hace gala de mucha fruta, junto a tonos ahumados de la barrica. En boca resultó golosito y amable.

De Ribera del Duero probamos un tinto de producción ecológica, el "Valsardo Reserva 2001". Los años le han  sentado muy bien, porque estaba afinado y sabroso. 
De nuevo en Cataluña probamos los vinos de Mas Blanch i Jové, situada en la D.O. Costers del Segre: el “Saó Abrivat 2008”  y el  “Saó Expresió 2007”. Fruta roja con aires golosos, envuelta en tostados.  Lo que algunos considerarían del "gusto Parker".
Finalizamos con generosos. La bodega Pérez Barquero, de Montilla, nos presentó su “Pedro Ximénez de cosecha 2010”. Muy interesante; como ya hacen otros bodegueros, tratan de dar un aire nuevo, distintivo, a este maravilloso néctar, restando complejidad y peso de madera, y permitiendo que aparezcan matices florales y frutales ligeros y deliciosos. 
Ya en la tranquilidad de casa, no podemos dejar de mostrar algunas valoraciones. Como ya apuntamos al inicio, este tipo de “eventos” son interesantes, pero no creemos que sean la forma más apropiada para dar a conocer vinos. Hay muchos desvelos, mucho trabajo, detrás de un vino, y merecen su espacio y su tiempo. 
En cuanto a los protagonistas del certamen, no cabe duda de que presentaban unos niveles de calidad altos, aunque apreciamos demasiadas similitudes en las elaboraciones que presentaban las bodegas. El vino también es negocio, y un mercado globalizado impone sus criterios. Es difícil salirse del carril.      
Javier Gila, premiado como mejor Sumiller del Año en el Salón de Gourmets
Con esta entrada llegamos a la número 600 de nuestro blog, dentro ya de nuestro cuarta temporada. Momento que elegimos para levantar simbólicamente una copa y brindar con todos lo que han hecho posible Vinoencasa: los lectores del blog, que nos animan a seguir y a mejorar, y los productores, que nos regalan este alimento mágico, fuente de placer civilizado.
!Salud!

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