EN INSTAGRAM

Sígueme también en Instagram

jueves, 24 de mayo de 2012

RUEDA CON CLASE: BODEGAS VIDAL SOBLECHERO


La pequeña bodega
Hace unas semanas asistimos a una presentación de vinos ecológicos en Lavinia

de Madrid y probamos un par de vinos de la D.O. Rueda que nos llamaron la atención: "Amarre" y "Amarre cepas viejas", de la bodega Vidal Soblechero.  

La verdejo, protagonista en Rueda
Nos gustaron y... un par de meses después nos presentamos en La Seca, Valladolid, para conocer la bodega y sus viñas. Allí nos recibieron y nos dedicaron su tiempo Alicia y Vidal.


Nada más subirnos a su coche empezamos a lanzarles preguntas. ¿Cómo una pequeña
Las viñas acaban de despertar del letargo invernal
bodega joven estaba presente en una tienda de referencia como Lavinia? Nos comentaron que fue la vinoteca la que, buscando algo distinto, les "encontró" a ellos. Alicia nos contó que la distribución de sus vinos se ha hecho con un método tan sencillo como el boca a boca, mediante distribuidores que han creído en la calidad de sus vinos. Esto les ha permitido ir capeando el temporal de la actual crisis, que se ha llevado por delante a algunos que pensaron que lo de montar una bodega quedaba muy bien para aparentar (algunos viñedos abandonados que hemos podido ver en esta jornada lo atestiguan).
La bodega cuenta con 45 hectáreas. En su mayoría proceden de la herencia familiar y están distribuidas en más de 20 fincas en torno al pueblo de La Seca, que es el término municipal que más superficie de viñedo tiene de toda la D.O. Rueda, casi un tercio. Además, cuenta con  bastantes hectáreas de viñas viejas. Y es que la pobreza de la tierra impidió que durante la segunda mitad del siglo pasado el cereal las sustituyese. Esa pobreza del suelo se explica por la gran cantidad de arena que tiene en su composición, junto a muchísimos cantos rodados; eso ha permitido que hayan sobrevivido viñas prefiloxéricas.
Cultivo en vaso

Nos contó Vidal que el método tradicional de cultivo es el vaso, aunque se ha ido perdiendo en favor de la espaldera, que permite la mecanización, el aumento de producción y la reducción de costes. Pero él defiende el cultivo en vaso porque da más calidad y transmite mejor el carácter del terruño. La espaldera permite que la variedad de uva se exprese bien, pero con el riesgo de que los vinos sean parecidos, independientemente de donde se elaboren. El sistema en vaso tiene una ventaja evidente para esta región: los
Suelos pobres, arena y cantos
abundantes cantos rodados actúan de reguladores térmicos. En invierno minimizan los riesgos de las heladas y en verano ayudan a una maduración tranquila de la uva, al transmitir por la noche el calor acumulado por el día.

¿Y qué se hace en ese terruño? Intervenir bastante poco: estiércol de oveja cuando es necesario (no tan cómodo de trabajar como los abonos químicos, que se disuelven con rapidez en la tierra),  azufrados para combatir el oídio, y la alianza con la propia naturaleza en forma de higueras plantadas como buenos testigos de la maduración de las uvas, o plantando hierbas aromáticas. Los líquenes que cubren muchas de sus cepas son testigos de que se trata de mantener la mayor cantidad de vida en el viñedo, así como las mariquitas, buenas ayudantes frente a pequeños insectos. Rechazan la dependencia de la agroindustria, que ofrece soluciones fáciles y "seguras" al lugareño, al que, para evitar el "por si acaso", suministra todo tipo de productos para que no haya problemas que con un poco de sentido común no se darían. Por ejemplo, los que han optado por introducir el
Las cepas, bien espaciadas
riego se encuentran con el problema del mildiu. Vidal nos enseñó cómo las cepas deben estar bastante espaciadas para que sus raíces puedan conseguir el agua necesaria, que es escasa en una zona de pluviometría baja.

Vidal
El paso intermedio entre la viña y la botella (la producción es de unas 150.000) es el trabajo humano. Vidal, que iba para ingeniero técnico industrial pero sucumbió a la llamada de su tierra, y Alicia tienen las cosas bastante claras. Por ejemplo, frente a la sorpresa de los lugareños, que debieron alucinar al ver cubiertos los racimos de verdejo con bolsas de papel (estilo Vinalopó), se lanzaron a elaborar un vino de hielo hace seis años. No en vano, la zona donde están esas viñas, junto a la bodega, se conocía como el Pozo de la Nieve.
Las viñas del vino de hielo
Quieren transmitir con sencillez la diversidad de su tierra, como lo demuestran los más de quince vinos que elaboran (en partidas muy reducidas). Se recurre para ello a la sabiduría de los antiguos, respetando por ejemplo los ritmos lunares, pero también a la moderna tecnología.  Nos indicó Vidal que la elaboración de los vinos blancos es más delicada. Hay que tener cuidado con la temperatura, para evitar oxidaciones y pérdida de finura aromática, y se deben trabajar muy bien las lías finas.
La prieto picudo blanca
Visitamos varias fincas. Pudimos ver viñas viejísimas, a las que hay que mimar; también tuvimos la sorpresa de conocer a la prieto picudo blanca, una de esas variedades que han ido desapareciendo ante el empuje de las comerciales y que Alicia y Vidal están tratando de recuperar.
Finalizamos catando algunos de sus vinos en la pequeña bodega. Sus barricas están bajo tierra, no muy lejos de allí. Las usan francesas y nuevas.
Alicia
Como había muchos vinos, optamos por la sensatez y comenzamos descartando los que ya conocíamos, los "Amarre" y "Amarre Cepas Viejas", que iremos presentando en el blog porque ya los hemos comprado. Pasamos pues a probar la serie de Pagos de Villavendimia, nombre que homenajea a Miguel Delibes y su novela "El hereje" . Catamos tres blancos: Finca Varrastrojuelos, Finca Buenavista y Finca Matea, todos de la añada 2009. Con ellos tratan de expresar suelos bien diferenciados, donde la verdejo y la viura están bien aclimatadas. El primero es un viura sobre lías y procede de un suelo francoarenoso; el segundo, un verdejo elaborado en barricas de 500 litros, procedente de  un suelo arenoso; y el tercero es otro verdejo elaborado en barrica pequeña, porque los suelos arcillosos de los que procede la uva le dan una concentración que se expresa mejor en ese continente. 
Tras probar un muy buen rosado pasamos a los tintos. El primero fue el Altoclavidor 2008, de tinta fina, con 6 meses en barrica: buena fruta, aunque todavía le daríamos más tiempo en botella para que la madera tenga menos protagonismo. Después probamos el Finca La Perdiz 2004. Este vino hizo la fermentación alcohólica en barrica abierta. Cuando finalizó, se prensó y las barricas se cerraron para hacer la maloláctica. Tras 18 meses de crianza se embotelló. Tiene una nariz compleja e intensa, con notas de especias, fruta negra madura, chocolate; y una boca potente pero elegante.
Finalizamos con el "1.000 besos", un sauvignon blanc hecho para gustar, para enganchar a un público amplio, no necesariamente entendido. En nariz, notas potentes de melocotón y de pimiento. Y dulzor con poco grado alcohólico, en boca.
Pese a lo diferentes que fueron los vinos, encontramos una constante en todos ellos: nariz elegante y discreta, sin las puntas aromáticas que se asocian muchas veces al empleo de levaduras seleccionadas (aquí no se usan) y una boca muy completa, donde combinan muy bien acidez y untuosidad. 
Vinos de Rueda con clase.
¡Salud!

1 comentario: