Vaya por delante que el cava que ahora presentamos nos ha hecho gozar mucho y que nos gustaría transmitir en esta entrada parte del placer que nos ha proporcionado. Se trata de un cava rosado elaborado con un 100% de pinot noir. Es un producto de Bodegas Hispano-Suizas, una pujante empresa situada en la DO Utiel-Requena, en Valencia, que utiliza la más moderna tecnología en sus instalaciones para conseguir productos tan bien acabados y tan elegantes como este vino. Lo conocimos en el Salón Yvinia, presentación de vinos organizada en Madrid por la conocida cadena de vinotecas Lavinia, el pasado mes de mayo. Allí nos comentaron que una forma de hacer característica de esta bodega es congelar la uva durante varios días inmediatamente después de su vendimia con el fin de extraer más aromas y sabores tanto de la pulpa como del hollejo. No lo preguntamos ni nos lo contaron, pero nos imaginamos que utilizarán levaduras seleccionadas de "última generación" y que todo el proceso estará controlado al detalle por los más eficaces sensores. Da igual, lo que importa es que el resultado es un cava extraordinario, de lo mejor que hemos probado últimamente.
Al servirlo en la copa, aparece con un color rosa pálido que tira hacia el anaranjado (piel de cebolla, ojo de perdiz). En nariz es intenso. En un principio dominan las notas de fruta roja (fresa) y de levaduras (pastelería, bollo suizo). Pronto aparecen también otros aromas secundarios, de anisados y algo de golosina (caramelo de fresa). Al rato apreciamos el tostado de la madera (vainilla), otras notas de hojarasca y cáscara de fruto seco y un fondo de mineralidad (tierra mojada). Es muy complejo.
Pero el verdadero placer viene al probarlo. No sabemos cómo lo han conseguido, pero los enólogos de Hispano-Suizas han logrado dotar a este cava de una burbuja delicadísima que pasa como el terciopelo por el paladar. Es una pura crema que impregna toda la boca y que lo hace larguísimo. Además, en la entrada se combina una excelente acidez, un dulzor más bien escaso y un final ligeramente amargo que persiste en el tiempo.
Nos costó unos 20€ en Lavinia, de Madrid. Es un precio relativamente alto, pero si tenemos en cuenta que el más regular de los champanes ya nos va a valer casi diez euros más y ni se va a acercar a la calidad del Tantum Ergo, no se nos antoja tan caro.
¡Salud!
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