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sábado, 25 de agosto de 2012

BROVIA

Álex

Brovia es el apellido de una de las familias tradicionales en Langhe y Barolo. No en vano, llevan asentados aquí casi 150 años, los mismos que tiene la Italia moderna. En esta bodega nos recibió Álex, un barcelonés que lleva doce años en el país porque se casó con Elena, que junto a su hermana Cristina, lleva las riendas de esta bodega situada en Castiglione Falletto. Su suegro, que ya vendimiaba a mediados del siglo pasado, pone la experiencia.

Esta bodega cuenta con 16 has, una propiedad ya grande para la zona. Produce una media de 60.000 botellas al año, de las que el 80% se vende en el extranjero. El peso de la tradición nos llevó a hablar con Álex sobre el pasado y el presente de Barolo. Nos reconoció que en los años 80 se vivió el auge que ha puesto a Barolo en el lugar de prestigio que hoy ocupa, ligado a la presión de periodistas e importadores que provocaron un cambio en la manera de trabajar de algunos productores (“modernistas” los llama Álex). 


Sin embargo, nos sigue contando, esa diferencia entre clásicos y modernos ya no está tan marcada. Todo depende ahora más de la filosofía de cada bodega. Así, hay bodegueros que buscan un vino más frutal, más amable, bebible en cuanto sale al mercado; mientras que otros piensan más en el largo plazo. Eso no impide que los más tradicionales estén empleando también la mejor tecnología para mejorar sus vinos. Brovia, por su parte, se ha mantenido fiel a la línea tradicional, sin seguir esos vaivenes impuestos por la moda y por la crítica.

Depósitos de cemento
Para elaborar este vino de línea clásica, hacen una vinificación larga de tres semanas, con una maceración que incluye varios remontados diarios. Nos cuenta que en época de su suegro la vinificación se alargaba hasta los dos meses.
Para ellos lo fundamental es la pureza y respetar el matrimonio de la uva y la viña, con la menor intervención humana posible, buscando complejidad y elegancia. Para ello, en sus mejores barolos, solo utilizan mosto flor, sin ningún tipo de prensado, que fermenta en tanques cilíndricos de hormigón. Estos depósitos cuentan con una espiral interior que sirve para mojar el sombrero de una forma más uniforme. 

Luego el vino pasa a grandes botas de madera de roble esloveno, cuyo interior raspan cada varios años como un modo de eliminar los bitartratos y de renovarlas. Solo usan las levaduras propias de sus uvas y no realizan ningún tipo de filtrado antes de embotellar. Ya llevan tres años realizando un tipo de agricultura ecológica que pronto va a ser reconocida oficialmente. Es un cambio hacia lo ecológico coherente con una sensibilización profunda hacia aspectos como el futuro de sus hijos, la alimentación y el medio ambiente.


Concluimos la visita probando tres de sus vinos.

BARBERA D´ALBA SORI´ DEL DRAGO 2010. Es un vino criado solo en acero que responde, según Álex, a las características de una barbera: un vino afrutado, con una estructura en la que destaca la acidez por encima de la tanicidad frutal (por eso a veces pueden darle un poco de crianza en roble). Nos pareció un vino fresco en el que destacaban notas vegetales y cítricas.  Quedó un buen recuerdo frutal en el paladar.

BAROLO ROCCHE 2008. Procede de un viñedo de más de cincuenta años de edad. Con una capa baja, presentó una nariz muy perfumada donde la fruta roja se combinó con la rosa y la violeta. 
En boca se mostró excelente, con una entrada dulce, buena acidez, unos taninos presentes pero no desagradables y cierta salinidad. Es un vino amplio, de los que se van abriendo al paladar. Muy elegante. Nos dejó un recuerdo larguísimo y placentero en la boca.

BAROLO CA´MIA 2008. Con una elaboración idéntica al barolo anterior, muestra claramente grandes diferencias con él. Procede de un terreno más arcilloso, que aporta mayor concentración, más carga frutal. Esto lo percibimos tanto en nariz como en boca. Encontramos una fruta más madura, con recuerdos de ciruela; y en boca se mostró también más frutal y tánico. También nos dejó un recuerdo fantástico.

Con esta diferenciación de terroirs, nos despedimos de Álex agradeciéndole su atención y amabilidad con nosotros. Recordamos también a Miguel, de la Enoteca Barolo, que nos guió.
¡Salud!

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