Giuseppe |
Como en
otros casos que ya conocemos, se trata de una bodega de tradición,
que sacó al mercado su primera botella en 1948, en tiempos del
abuelo (il nonno) de Giuseppe. La producción anual de la casa es de
unas 80.000 botellas, aunque puede variar bastante ya que el
compromiso con la calidad que tiene esta familia les lleva a reducir
la cantidad si la añada no es buena. En esta casa no es un drama
reducir la producción un 20%.
Castiglione Falletto |
Sus viñas aparecen pobladas
de hierbas. Nos sigue contando Giuseppe que han aprendido a utilizar
a la naturaleza en su beneficio. Aporta fertilidad al suelo en forma
de humus, y además ayuda a prevenir la erosión en una pendiente con
demasiada inclinación. Una clave para mejorar la calidad es el
trabajo en el viñedo. Aquí se ha establecido un compromiso entre
tradición y modernidad. Así se utilizan estaciones meteorológicas
ubicadas entre las viñas para saber cuándo hay que dar un
tratamiento al viñedo. Se evita de esta manera la utilización
sistemática de productos químicos. Esos datos meteorológicos se
ofrecen al resto de productores de la región. La búsqueda de la
calidad provoca una competencia positiva entre los productores de
Barolo y beneficia a toda la denominación.
Dentro de la bodega
contemplamos su parque de grandes botas de roble esloveno de 5800 l.
Con respecto al roble francés, el esloveno ofrece la ventaja de su
mayor resistencia a la presión en estas capacidades. Algunas tienen
más de treinta años y solo se cambian cuando se aprecia que ya no
mejoran al vino. Como la nebbiolo es muy tánica, consideran que no
es necesario mayor contacto con la madera, de ahí la utilización de
toneles tan grandes. Por eso las fermentaciones se realizan en
depósitos de acero, para preservar la pureza y frescura de la fruta.
Es otro detalle de modernidad con respecto a las generaciones
anteriores. Insistimos en la cuestión de la elaboración tradicional
y Giuseppe nos indicó que no es fácil mantenerla. Muchos nuevos
productores, con otra filosofía más comercial, buscan vinos
aceptados más fácilmente en los mercados internacionales. Ellos, en
cambio, cuentan con mucha experiencia acumulada y con otros factores
como el hecho de que su principal mercado sea el europeo, menos
amante del tanino y los aromas de vainilla que aportan las barricas.
Uva nebbiolo |
A continuación pasamos a degustar sus vinos. En la sala de cata nos encontramos con Alfio, su hermano, y la conversación se enriqueció.
Se trata de la primera pinot nero plantada en el Langhe. Con un color en el que apenas se intuye un fondo algo anaranjado sobre el tono dorado dominante; en nariz nos resultó herbáceo, floral y frutal. Al probarlo advertimos la presencia de carbónico. Entonces nos comentó Alfio que es producto de la fermentación y que le sirve de ayuda para preservar el vino; de este modo no tiene que añadir sulfuroso, porque además la acción de las levaduras durante meses en el depósito crea una atmósfera reductora que contribuye a la conservación del líquido. Cuando comentamos que nos parecía muy fresco, nos dijeron que no les gusta nada la idea de la madera en los vinos blancos, porque disfrazan las cualidades primarias de estos vinos. También nos revelaron que con este vino utilizan levaduras seleccionadas (solo con este vino) porque el mosto está tan poco tiempo en contacto con los hollejos, para que no se coloree, que no extrae las suficientes levaduras naturales de la piel de la uva, y por tanto hay que añadírselas.
En segundo lugar probamos su
chardonnay, el Langhe Chardonnay 2010. Más frutal si cabe que el
anterior, apreciamos también en éste los aromas y la untuosidad que
le aporta el trabajo con las lías. Para este vino se realiza un pie
de cuba, que es una prefermentación consistente en vendimiar, pocos
días antes, una parte de la uva para que empiece a fermentar, de
forma que este mosto en fermentación, cuando se le añade al
resto del mosto de la uva que queda por vendimiar, ayuda a poner en
marcha el proceso fermentativo sin necesidad de añadir levaduras
exógenas.
La cata de tintos se inició
con el Dolcetto d´Alba Vigna Scot 2010. Procedente de una añada fresca,
mostró aromas vegetales junto a una fruta roja y negra. En boca
apreciamos sus taninos, procedentes de una maceración de 4-5 días,
siguiendo el patrón clásico. Un vino que, a diferencia de otros,
con maceraciones más cortas, podrá aguantar durante varios años en
botella.
Seguidamente nos ofrecieron su Barbera d`Alba Vigna del Cuculo, con crianza de dos años en botas grandes. Notas distintas a las de otros barberas se asomaron a nuestro olfato: pimiento, tierra, junto a la fruta roja. En boca nos encontramos con un vino más potente.
Finalizamos probando tres
barolos. El primero fue el 2007, una añada fácil, según Giuseppe,
que dio lugar a un vino más amable de lo habitual. Encontramos
frutas rojas, especias, naranja confitada, y en boca mostró una
entrada bastante dulce con unos taninos algo secos, propios de la
añada y que no quieren corregir, porque aseguran una evolución muy
positiva aunque se sacrifique el corto plazo.
A continuación probamos el
2008, que está sin embotellar. De color cereza y ribete que ya
apunta al teja (otra particularidad de la nebbiolo, que no suele
vestirse con capas altas y colores intensos), mostró una
sorprendente delicadeza en nariz y boca, tratándose de un vino que
aún no está en el mercado. Volvimos a disfrutar de aromas florales,
frutales y de toques de trufa. En boca nos sorprendió su dulzura y
suavidad, y es que estos vinos, nada más ser embotellados se
suavizan, para posteriormente, y durante varios años, mostrar sus
taninos afilados, cosas de la magia del vino.
Concluimos con el 2005, una
añada fría que no les salió tan mal como a otros porque recogieron
la uva antes de las lluvias (se suele esperar a que llueva dos o tres
días antes de vendimiar, garantía de buena calidad en la añada); y
es que llovió demasiado ese otoño. Los años le han dado a este
vino una suavidad que agradecimos.
En general, los tintos nos parecieron que tienen un potencial de guarda y evolución enorme, muy jóvenes. Para Cavallotto supone que sus vinos no resultan tan amables como otros, pero saben que a largo plazo muestran toda su calidad, es su compromiso con la tradición.
¡Salud!
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