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domingo, 26 de agosto de 2012

BRUNO ROCCA


Bruno Rocca
La historia de Bruno Rocca es similar a otras que ya hemos conocido. Su padre cultivaba viñas y vendía las uvas. Tras un tiempo de hacer vino en la cooperativa local, Bruno pensó que sus uvas tenían la calidad suficiente para hacer su propio vino y embotellarlo por separado. Así en 1981 salen al mercado las primeras botellas con su nombre. 
La bodega se sitúa en Barbaresco, una DOCG muy próxima a la de Barolo y que forma parte de la denominación más grande de Langhe, en Piamonte. Bruno nos dijo que hay referencias al vino de Barbaresco desde el siglo XVIII. Como DOCG nace a mediados del siglo XX, antes incluso que Barolo. Comprende tres municipios: Barbaresco, Treiso y Neive, junto a una pequeña parte de Alba.

Luisa
Nos recibió Luisa, la hija de Bruno. Nos contó que su padre siempre ha mostrado mucho interés por la viña, por el trabajo en la tierra, más que por la propia bodega, a la que le dedica el tiempo justo. Ellos siguen desde hace años los principios del cultivo ecológico, aunque no tienen, ni lo desean, ningún tipo de certificado. Ese trabajo en la tierra se nota en muchos detalles: no usan herbicidas ni pesticidas porque, nos cuenta Luisa, la química destruye lo malo, pero también lo bueno de la planta. Mantienen hierba en el suelo y siembran leguminosas para nitrogenarlo. La intervención se reduce al tratamiento de cobre cuando aparece el oídio, el azufrado para el mildíu, y el arado del surco que se abre entre los pies de las cepas para extraer las raicillas de las hierbas hasta una profundidad de 5 cm.

Desde la terraza de la bodega se podía ver parte de la propiedad. El viñedo que se extiende a los pies del edificio recibe el nombre de Rabajá (palabra del dialecto piamontés) y forma un teatro natural con orientación sur-suroeste, que es la mejor para la nebbiolo. La situación del viñedo es la ideal porque está en un corredor natural de aire que se extiende hasta el cercano río Tanaro. Esta corriente casi continua durante todo el año contribuye a prevenir las enfermedades más frecuentes de la viña. 

El suelo se compone fundamentalmente de tufo (suelo de origen marino) y arena. El total de la propiedad consta de unas 15 has. -10 de las cuales están dedicadas solo a la nebbiolo, aunque también cultivan chardonnay, barbera y dolcetto- que producen una media de 60.000-70.000 botellas al año.

En la bodega la fermentación alcohólica se realiza con las levaduras propias de las uvas,  en depósitos de acero individuales para cada parcela. Después, la maloláctica se realiza en  barricas. Se reúnen todas en una sala pequeña para que la temperatura se eleve y arranque la fermentación. Allá por el mes de enero, se abren las puertas para que la temperatura baje de manera natural. 

Solo usan barricas bordelesas de roble francés, aunque Bruno nos comentó que está pensando en experimentar con otros recipientes más grandes, de hasta mil litros. Como en Barolo habíamos visto que lo habitual no eran las barricas sino las grandes botas de roble esloveno, le preguntamos a Bruno la razón de su preferencia por estos toneles más pequeños. Su explicación fue la siguiente: se trata de que, por la distinta composición del suelo, la nebbiolo de barbaresco tiene un color muy poco estabilizado. En cuanto sufre unos cuantos trasvases, la materia colorante precipita y el color se pierde. Para que esto no ocurra es necesario una microoxigenación que solo es posible con las barricas bordelesas.

El periodo de crianza mínimo en madera que pide la legislación de la denominación es de doce meses. El resto del tiempo deberá permanecer en depósito o en botella hasta el tercer año después de la cosecha. Si no se cumplen con estos mínimos, el vino se puede llamar nebbiolo de barbaresco, pero no puede llamarse propiamente barbaresco. La bodega Bruno Rocca saca al mercado su Barbaresco con 16-20 meses (según las características del año) de crianza en barrica (un 40% nueva).
Le preguntamos a Luisa por la diferencia que existe entre la barbera d´Alba y la barbera        d´Asti. Nos dijo que lo fundamental estaba en que la distinta composición del suelo de Asti y la mejor exposición de sus viñas – en la zona de Barolo la exposición ideal está ocupada por la nebbiolo- da a la barbera de Asti más color, concentración y fruta.
Finalizamos la visita probando cuatro vinos. 



El primero fue el Barbera d` Asti 2009. De color frambuesa vivo, también nos recordó a esa fruta en nariz. En boca mostró ese carácter frutal, con dulzor goloso y unos taninos frutales suaves. Un vino muy agradable. No nos resistimos a preguntar por qué todas las etiquetas de sus vinos llevan una pluma diferente en cada tipo de vino; porque es un diseño que llama la atención por su elegancia y sencillez. Primero Luisa y después Bruno nos dijeron que la pluma es un artículo sencillo pero muy necesario en su momento. Con ese motivo quieren hacer una invitación a disfrutar de la historia que ese vino va a escribir.


A continuación pasamos al Langhe Nebbiolo Fralú 2010. Lo de Fralú viene por Francesco y Luisa, los hijos de Bruno. El perfume de la variedad se reconoce enseguida, con notas un punto más dulces que otros que hemos probado (ciruela) y un ligerísimo toque avainillado procedente de la barrica.
En boca la nebbiolo se mostró elegante con su tanicidad y ligereza, con una acidez estupenda.
En este punto nos contó Bruno que los taninos de la fruta son digestivos, frente a los de la madera. 


Terminamos con dos barbarescos de 2008, procedentes de viñas distintas: Coparossa y Rabajá. El primero procede de una tierra más arenosa y aporta en nariz matices de fruta roja, frente al segundo que ofrece fruta negra. Los dos están muy buenos, porque ofrecen los matices aromáticos florales y frutales de la variedad y, en boca, resultaron muy redondos, equilibrados y sabrosos. Dejan un buen recuerdo final larguísimo (como si se degustara durante muchos minutos un caramelo frutal delicado).


Agradecemos de nuevo a Miguel, de la Enoteca Barolo de Madrid que nos sirviera de intermediario, y a Bruno y a Luisa la amabilidad con que nos atendieron.
¡Salud!

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