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lunes, 27 de agosto de 2012

LE MACCHIOLE

Cinzia

Hace unos meses asistimos en la UEC a una cata de los vinos toscanos menos conocidos. Allí probamos unos vinos de la DOCG Bolgheri, que está situada en la Maremma Tosana. Nos encontramos al sur de Pisa. Prima, en un litoral rectilíneo, con una estrecha llanura costera que pronto se ve interrumpida al interior por las colinas típicas de la Toscana. 

Es un paisaje típicamente mediterráneo, salpicado de vides y olivos. Gracias a nuestro amigo italiano Marco Gazza visitamos una de las bodegas pioneras en esta joven denominación: Le Macchiole. Su nombre procede de la localidad a la que pertenecían los primeros terrenos que se compraron. Allí nos atendió Cinzia. Ella y su marido han levantado esta empresa desde hace más de tres décadas.
La familia de su marido compró el terreno como un divertimento para hacer un vino sencillo para un bar. Con el tiempo, él se dio cuenta del tremendo potencial de la finca y apostó por un proyecto más serio. Entonces adquirieron nuevas tierras hasta configurar las 22 has. que componen la actual Azienda Agricola Le Macchiole.
Corrían loss años 80 y en la DO había menos de diez bodegas. Pero ya estaban nombres míticos como Sassicaia, que junto con otros (Tignanello, Orneiaia), dieron lugar al fenómeno de los “supertoscanos”. Eran vinos que, respaldados por la crítica internacional, se convirtieron en el referente del vino italiano en el mundo.

Los estratos del suelo de Le Macchiole.
Al fondo, las piedras de origen marino.
Le Macchiole no siguió este camino. Primero pasaron años para entender el suelo y el comportamiento de las variedades plantadas en este ámbito geográfico particular. Se trata de un suelo muy fértil, arcilloso, aunque con la ventaja de que está mezclado con gran cantidad de cantos de origen marítimo. Esta costa, hace miles de años era un fondo marino. Este factor permite que el suelo tenga buena humedad y soporte los rigores del estío. Comenzaron plantando distintas variedades, pero con el tiempo han descartado la sangiovese toscana, que han sustituido por variedades de perfil internacional que se han adaptado mejor a esta tierra. 

También optaron por un sistema de cultivo de gran densidad de plantación (hasta 10.000 plantas por hectárea) para que, mediante la competencia entre las cepas, la producción se limite de manera natural y se consiga mayor calidad. Otra mejora en la forma de cultivo ha consistido en ir adoptando poco a poco los principios de la agricultura ecológica. Este sistema ha fortalecido mucho a las cepas. Así, por ejemplo, el año pasado hubo en la zona una gran plaga de oídio y a su viña apenas le afectó.
Todo este proceso de estudio y de continuas mejoras ha estado encaminado a conseguir un vino que exprese la singularidad de la región de Bolgheri, pero también la de sus variedades. Aquí encontramos un punto de diferenciación clave de Le Macchiole con respecto a los otros bodegueros de la denominación, que practican en sus vinos la mezcla de variedades. Le Machiole, por el contrario, esto solo lo hace en su Bolgheri Rosso. Pero tienen, además, tres monovarietales de cabernet franc, syrah y merlot, que son muy poco comunes en la región.

Para vinificar utilizan los depósitos de acero para su Paleo blanco de sauvignon y chardonnay, y otros de cemento no vitrificado que tienen mejor comportamiento térmico y permiten una cierta oxigenación, para sus cuatro vinos tintos. La utilización del cemento es reciente y se debe a que han comprobado que el comportamiento de la cabernet franc en este material es excelente porque preserva toda su potencia aromática.
Previamente, la uva se ha recolectado en pequeñas cajas de plástico que se han refrigerado durante 24 horas antes de pasar por la mesa de selección. La uva tinta no se prensa sino que fermenta entera. La maloláctica se hace en barrica bordelesa de roble francés. Cinzia nos enseñó también unos grandes fudres con los que están experimentando.
 La normativa de la denominación exige un año de crianza en madera y otros dos de permanencia en botella hasta su comercialización al cabo del tercer año. En cuanto al blanco, una vez fermentado, un 30% pasa seis meses de crianza en roble y el resto, en acero.
Actualmente producen 140.000 botellas, de las que exportan un 70% a más de cuarenta países.

La visita se completó con una cata en una sala muy bien acondicionada para tal fin. Ya habíamos probado la noche anterior, en el restaurante Da Ugo de Castagneto Carducci, su Paleo 2010, un sauvignon blanc (50%) con chardonnay (50%), con algo de barrica, que resultó muy correcto.

Comenzamos con Le Macchiole 2010 Bolgheri Rosso, un ensamblaje de merlot (50%), cabernet franc (30%) y syrah (20%). Es el vino básico de la bodega. De él se elaboran 95.000 botellas. Para ellos es muy importante y lo cuidan mucho porque lo consideran su carta de presentación. Tiene una capa alta, de color picota. En nariz es concentrado, muy frutal, con notas especiadas. En boca es muy frutal, placentero, con entrada dulce y buena acidez. Tiene un punto de salinidad y deja un gran recuerdo. Para nosotros, aunque la bodega lo presente como un vino básico, nos parece que tiene mucha calidad.

PALEO 2008. Es un monovarietal de cabernet franc. En años anteriores fue un coupage de cabernet sauvignon y sangiovese. Se identifican notas de pimiento, fruta negra y, en segundo término, el tostado de la barrica. Al paladar también resulta muy frutal, pero es más complejo que el anterior. Tiene un punto de salinidad mineral y unos taninos nada agresivos, que dan un ligero amargor final. Se trata de un vino amplio, que se expande en la boca y deja un recuerdo muy largo. Es el vino que nos ha parecido más sutil e interesante. Le comentamos a Cinzia que nos parece que puede tener una gran evolución en los próximos años.

SCRIO 2008. Es un syrah 100%, con envejecimiento de doce meses en barrica de segundo año. Les ha costado mucho conseguir este vino porque en un terreno tan fértil como el suyo la syrah no da buenos resultados. La mayor edad de las cepas y la alta densidad de plantación han dado como resultado este buen vino. De capa alta y color picota oscuro, nos recuerda, por su concentración y sus notas de ciruela pasa, a algunos buenos syrah españoles. Hay también algo de paté de aceitunas negras. En boca resultó el más dulce y amable, con un tacto más untuoso. Es un vino menos complejo que los anteriores y más fácil de beber.

Finalizamos con el MESSORIO 2008, monovarietal de merlot. Este vino ha pasado 18 meses en barrica nueva (90%) de roble francés. Nos pareció el menos interesante. Cinzia nos contó, honestamente, que ahora mismo la fruta no sale en nariz pues aún necesita un año más para que se ensamble la madera. Dominan las notas mentoladas (eucalipto). En boca también apreciamos esa falta de botella porque los taninos aún están crujientes. Hemos podido conocer de este vino que una prestigiosa guía italiana le ha dado la máxima puntuación, y que cuesta más de 100 €.  

En general, los cuatro vinos tintos tienen un nivel de calidad muy alto. Cinzia nos cuenta que quieren que sean vinos longitudinales, que entren muy directos pero que, una vez en el paladar, se expandan y ofrezcan muchas sensaciones.
Le agradecemos su paciencia y amabilidad, y a Marco que nos guiase.
¡Salud!

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