Cinzia |
Hace unos meses asistimos en la UEC a
una cata de los vinos toscanos menos conocidos. Allí probamos unos
vinos de la DOCG Bolgheri, que está situada en la Maremma Tosana.
Nos encontramos al sur de Pisa. Prima, en un litoral rectilíneo,
con una estrecha llanura costera que pronto se ve interrumpida al
interior por las colinas típicas de la Toscana.
Es un paisaje
típicamente mediterráneo, salpicado de vides y olivos. Gracias a
nuestro amigo italiano Marco Gazza visitamos una de las bodegas
pioneras en esta joven denominación: Le Macchiole. Su nombre procede
de la localidad a la que pertenecían los primeros terrenos que se
compraron. Allí nos atendió Cinzia. Ella y su marido han levantado
esta empresa desde hace más de tres décadas.
La familia de su marido compró el
terreno como un divertimento para hacer un vino sencillo para un bar.
Con el tiempo, él se dio cuenta del tremendo potencial de la finca y
apostó por un proyecto más serio. Entonces adquirieron nuevas
tierras hasta configurar las 22 has. que componen la actual Azienda
Agricola Le Macchiole.
Corrían loss años 80 y en la DO había menos de diez bodegas. Pero ya estaban nombres míticos como Sassicaia, que junto con otros (Tignanello, Orneiaia), dieron lugar al fenómeno de los “supertoscanos”. Eran vinos que, respaldados por la crítica internacional, se convirtieron en el referente del vino italiano en el mundo.
Corrían loss años 80 y en la DO había menos de diez bodegas. Pero ya estaban nombres míticos como Sassicaia, que junto con otros (Tignanello, Orneiaia), dieron lugar al fenómeno de los “supertoscanos”. Eran vinos que, respaldados por la crítica internacional, se convirtieron en el referente del vino italiano en el mundo.
Los estratos del suelo de Le Macchiole. Al fondo, las piedras de origen marino. |
Le Macchiole no siguió este camino.
Primero pasaron años para entender el suelo y el comportamiento de
las variedades plantadas en este ámbito geográfico particular. Se
trata de un suelo muy fértil, arcilloso, aunque con la ventaja de
que está mezclado con gran cantidad de cantos de origen marítimo.
Esta costa, hace miles de años era un fondo marino. Este factor
permite que el suelo tenga buena humedad y soporte los rigores del
estío. Comenzaron plantando distintas variedades, pero con el tiempo
han descartado la sangiovese toscana, que han sustituido por
variedades de perfil internacional que se han adaptado mejor a esta
tierra.
También optaron por un sistema de cultivo de gran densidad
de plantación (hasta 10.000 plantas por hectárea) para que,
mediante la competencia entre las cepas, la producción se limite de
manera natural y se consiga mayor calidad. Otra mejora en la forma de
cultivo ha consistido en ir adoptando poco a poco los principios de
la agricultura ecológica. Este sistema ha fortalecido mucho a las
cepas. Así, por ejemplo, el año pasado hubo en la zona una gran
plaga de oídio y a su viña apenas le afectó.
Todo este proceso de estudio y de
continuas mejoras ha estado encaminado a conseguir un vino que
exprese la singularidad de la región de Bolgheri, pero también la
de sus variedades. Aquí encontramos un punto de diferenciación
clave de Le Macchiole con respecto a los otros bodegueros de la
denominación, que practican en sus vinos la mezcla de variedades. Le
Machiole, por el contrario, esto solo lo hace en su Bolgheri Rosso.
Pero tienen, además, tres monovarietales de cabernet franc, syrah y
merlot, que son muy poco comunes en la región.
Para vinificar utilizan los depósitos
de acero para su Paleo blanco de sauvignon y chardonnay, y otros de
cemento no vitrificado que tienen mejor comportamiento térmico y
permiten una cierta oxigenación, para sus cuatro vinos tintos. La
utilización del cemento es reciente y se debe a que han comprobado
que el comportamiento de la cabernet franc en este material es
excelente porque preserva toda su potencia aromática.
Previamente, la uva se ha recolectado
en pequeñas cajas de plástico que se han refrigerado durante 24
horas antes de pasar por la mesa de selección. La uva tinta no se
prensa sino que fermenta entera. La maloláctica se hace en barrica
bordelesa de roble francés. Cinzia nos enseñó también unos
grandes fudres con los que están experimentando.
La normativa de la denominación exige un año de crianza en madera y otros dos de permanencia en botella hasta su comercialización al cabo del tercer año. En cuanto al blanco, una vez fermentado, un 30% pasa seis meses de crianza en roble y el resto, en acero.
La normativa de la denominación exige un año de crianza en madera y otros dos de permanencia en botella hasta su comercialización al cabo del tercer año. En cuanto al blanco, una vez fermentado, un 30% pasa seis meses de crianza en roble y el resto, en acero.
Actualmente producen 140.000 botellas,
de las que exportan un 70% a más de cuarenta países.
La visita se completó con una cata en
una sala muy bien acondicionada para tal fin. Ya habíamos probado la
noche anterior, en el restaurante Da Ugo de Castagneto Carducci, su
Paleo 2010, un sauvignon blanc (50%) con chardonnay (50%), con algo
de barrica, que resultó muy correcto.
Comenzamos con Le Macchiole 2010
Bolgheri Rosso, un ensamblaje de merlot (50%), cabernet franc (30%) y
syrah (20%). Es el vino básico de la bodega. De él se elaboran
95.000 botellas. Para ellos es muy importante y lo cuidan mucho
porque lo consideran su carta de presentación. Tiene una capa alta,
de color picota. En nariz es concentrado, muy frutal, con notas
especiadas. En boca es muy frutal, placentero, con entrada dulce y
buena acidez. Tiene un punto de salinidad y deja un gran recuerdo.
Para nosotros, aunque la bodega lo presente como un vino básico, nos
parece que tiene mucha calidad.
PALEO 2008. Es un monovarietal de
cabernet franc. En años anteriores fue un coupage de cabernet
sauvignon y sangiovese. Se identifican notas de pimiento, fruta negra
y, en segundo término, el tostado de la barrica. Al paladar también
resulta muy frutal, pero es más complejo que el anterior. Tiene un
punto de salinidad mineral y unos taninos nada agresivos, que dan un
ligero amargor final. Se trata de un vino amplio, que se expande en
la boca y deja un recuerdo muy largo. Es el vino que nos ha parecido
más sutil e interesante. Le comentamos a Cinzia que nos parece que
puede tener una gran evolución en los próximos años.
SCRIO 2008. Es un syrah
100%, con envejecimiento de doce meses en barrica de segundo año.
Les ha costado mucho conseguir este vino porque en un terreno tan
fértil como el suyo la syrah no da buenos resultados. La mayor edad
de las cepas y la alta densidad de plantación han dado como
resultado este buen vino. De capa alta y color picota oscuro, nos
recuerda, por su concentración y sus notas de ciruela pasa, a
algunos buenos syrah españoles. Hay también algo de paté de
aceitunas negras. En boca resultó el más dulce y amable, con un
tacto más untuoso. Es un vino menos complejo que los anteriores y
más fácil de beber.
Finalizamos con el MESSORIO
2008, monovarietal de merlot. Este vino ha pasado 18 meses en barrica
nueva (90%) de roble francés. Nos pareció el menos interesante.
Cinzia nos contó, honestamente, que ahora mismo la fruta no sale en
nariz pues aún necesita un año más para que se ensamble la madera.
Dominan las notas mentoladas (eucalipto). En boca también apreciamos
esa falta de botella porque los taninos aún están crujientes. Hemos podido conocer de este vino que una prestigiosa guía italiana le ha dado la máxima puntuación, y que cuesta más de 100 €.
En general, los cuatro vinos
tintos tienen un nivel de calidad muy alto. Cinzia nos cuenta que
quieren que sean vinos longitudinales, que entren muy directos pero
que, una vez en el paladar, se expandan y ofrezcan muchas
sensaciones.
Le agradecemos su paciencia
y amabilidad, y a Marco que nos guiase.
¡Salud!
No hay comentarios:
Publicar un comentario