En nuestro segundo viaje
vinícola a Italia hemos querido acercarnos a la Toscana y
especialmente a la tierra del Chianti, un nombre mundialmente
reconocido pero -y por esa misma razón- también utilizado para
vender productos de dudosa calidad. Gracias a nuestro amigo
Marco Gazza hemos podido contactar con algunos productores con los
que esperamos resolver dudas y seguir aprendiendo.
Badia a Pasignano |
La mayor parte de la viña se encuentra alrededor de la casa, en medio de una gran superficie boscosa que la aísla de los agentes químicos usados por otros viñedos. Son respetuosos con la tierra, pero Giovanni no se define como ecológico.
El suelo es básicamente arenoso y calcáreo. Elaboran 80.000 botellas al año y el 90% va al extranjero. Todas la variedades fermentan en acero y se crían en madera. Utilizan barricas de primero y segundo años para sus mejores vinos, y las de tercero y cuarto, para sus vinos más accesibles.
Con Kathrin y Lucca pudimos saber más sobre esta denominación tan conocida. Tenemos, en primer lugar, Chianti Classico, que se distingue por una vitola en el cuello de las botellas en la que aparece un gallo negro. Se elabora en un espacio situado entre las provincias de Firenze (Florencia) y Siena. Pero, además, hay otras pequeñas denominaciones que utilizan la palabra chianti, como el chianti pisano; incluso hay bodegueros que solo ponen chianti en la etiqueta, sin ninguna indicación geográfica. Les preguntamos por el fenómeno de los “supertoscanos” y Lucca nos reconoció que ayudaron bastante a dar fama a la región, pero que también provocaron un aumento de la producción que hizo perder calidad y bajar los precios. El litro de chianti a granel cuesta ahora cuatro veces menos que hace unas décadas.
Nos ofrecieron una cata de sus distintos vinos.
PRIMAVERA 2011, un rosado 100% sangiovese con un poco de azúcar residual. Se elabora como un vino de lágrima. Solo se utiliza, por tanto, el mosto que se extrae del fondo del depósito a partir de las uvas que se rompen por el peso de las que están más arriba. Tiene mucha fruta roja en nariz y, en el paladar, una buena acidez y un dulzor que se nota mucho menos de lo que nos esperábamos en un vino con azúcar residual. Cuesta 6,70€.
TRITTICO 2009, 80% sangiovese y, el resto, merlot y cabernet sauvignon. En nariz da notas de fruta roja, hoja seca, especias y vainilla. En boca sigue la línea que identificamos en muchos vinos italianos, con un dulzor más austero que en los vinos españoles, mayor acidez y unos taninos maduros, que se sienten pero no agreden. Es otro vino de 6,70€.
POGGIO AL SOLE CHIANTI CLASSICO 2009, con sangiovese (90%), cannaiolo y cabernet sauvignon. Encontramos fruta madura, tanto en nariz como en boca, acompañada de notas especiadas. Es un vino con más cuerpo, con tanicidad y buena acidez. Cuesta 12€. También probamos la añada 2010, pero en este caso destacaban unos taninos muy marcados.
Uva sangiovese |
Apreciamos fruta madura bien combinada con notas de pan tostado y vainilla. En boca se siente la madera. Estamos ante un vino joven, de poderosa estructura al que le espera mucha vida por delante. Cuesta 26€.
POGGIO AL SOLE CABERNET SAUVIGNON 2009. Al tratarse de un monovarietal de cabernet, no puede ser chianti y, por eso, en la etiqueta lleva la denominación IGT Vino Rosso di Toscana. De capa muy alta, remolacha, nos ofreció fruta negra por encima de toques especiados -el característico pimiento- y avainilladas. En boca, recién embotellado, como sus hermanos, muestra aptitudes para evolucionar muy bien durante los próximos años.
Agradecemos a Kathrine y
Giovanni la amabilidad con la que nos atendieron.
¡Salud!
Buscando mis raíces, encuentro que el gusto por el vino, mucho que ver tiene con mi apellido. Un saludo fraterno a los emprendedores.
ResponderEliminarSalud!