Nos adentramos en otra pequeña denominación italiana desconocida para nosotros: Orcia, que recibe el nombre del río que atraviesa la región, el término municipal de Montalcino (que es el segundo más grande de Italia).
Presenta capa alta y tono cereza. Está un poco reducido al principio.
Nos han aconsejado abrir la botella un par de horas antes pero, como
dice Emile Peynaud en "El gusto del vino", eso no da ningún resultado. Así que hemos
decidido darle tiempo y mover la copa.
En nariz, tras un buen rato, han ido apareciendo notas de romero y hierbas campestres,
fruta roja madura y aceituna, tierra húmeda, algo de humo. También apuntes de café y tinta
china.
Al probarlo le echamos en falta acidez. Se nota que "falta algo" para que tengamos una sensación de vino redondo, equilibrado. Ofrece mineralidad, con un final salino en el centro de la lengua, bien
conjugada con el ligero amargor tánico. Queda el recuerdo algo amargo de los taninos y el de la salinidad
mineral.
Embotellado por Donatella Cinelli Colombini, en la Fattoria del Colle Trequanda, nos contó el vendedor que lo hacen solo mujeres.
Nos costó 21€ en la Enoteca del
Corso de San Quirico d´Orcia, provincia de Siena.
¡Salud!
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