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sábado, 1 de septiembre de 2012

CORZANO E PATERNO


Nuestro segundo viaje a Italia ha terminado en esta bodega situada en San Casciano, a unos 15 km. al sur de Florencia. Se trata de una hacienda agrícola perdida en medio del campo, a donde se llega tras recorrer kilómetros de polvorientos caminos sin asfaltar. 
Nació gracias al señor Gelpke, arquitecto de profesión, quien hace medio siglo decidió abandonar Suiza en busca de un lugar donde la familia permaneciera unida y pudiera vivir de la tierra. Eran tiempos en los que las gentes de estas tierras de Toscana emigraban a la ciudad y era muy barato adquirir una propiedad. Así, compró las dos colinas, Corzano y Paterno, que dan nombre a la finca.
Viñas y olivos, los dos cultivos de la hacienda.
En la actualidad el negocio de esta familia comprende la producción de aceite de oliva, queso (la parte más importante) y vino, y también del turismo rural. Cuentan con 16 has. fundamentalmente de sangiovese, y otras como la cabernet sauvignon, merlot y canaiolo. Las cepas más antiguas tienen 45 años y se conducen por el sistema guyot. Arianna es la enóloga y una de las hijas del señor Gelpke. 
Nos contó que lo más importante es el trabajo en la viña, a la que tratan solo con productos biológicos, nunca químicos. El suelo es básicamente limoso, mezclado con cantos y arcilla.

En la nueva bodega, construida en 2005, los vinos fermentan en depósitos de acero y hacen la maloláctica, en parte, en madera. Las maceraciones son largas, llegan hasta los 30 días para sus vinos más importantes, si la añada lo permite.

Usan barricas bordelesas de roble francés, un 30% de las cuales es nueva, para sus vinos de gama alta. También están experimentando con fudres. Las crianzas pueden alargarse hasta 20 meses para sus vinos I Tre Borri y Corzano, mientras que para su chianti Terre de Corzano es de 12 meses. Producen unas 80.000 al año de las que exportan un 80%.
Terminamos la visita catando cinco vinos:

IL CORZANELO 2011. Es un blanco obtenido a partir de chardonnay, sauvignon blanc, trebbiano y petit manseng. Su producción es muy pequeña, básicamente lo hacen porque les gusta beber vino blanco.
Tiene una crianza en parte reductiva y en parte oxidativa. La sauvignon aporta los aromas y necesita una crianza reductiva para preservarlos, mientras que la trebbiano, con unos taninos muy amargos, precisa de un poco de oxidación. Nos ha llamado la atención su color más verdoso que amarillo. En nariz lo encontramos herbáceo y floral. Al probarlo encontramos un poco de carbónica y una mezcla sorprendente de acidez y amargor, que no es lo que uno se espera cuando va a beber un vino blanco joven y sencillo. Cuesta 7€ en la bodega.

TERRE DI CORZANO 2009. Lo habíamos probado el día anterior y confirmamos la buena impresión.

I TRE BORRI 2008. Procede de sus cepas más viejas de sangiovese y ha estado 18 meses en madera, un 30% nueva. Nos ha dado aromas de fruta roja, pero también de hoja seca, hojarasca. En segundo plano, aparece el tostado de la barrica. En boca nos ha resultado duro, porque se trata de un vino potente y concentrado, con unos taninos muy poderosos que necesitan muchos años de afinamiento en botella. Cuesta 20,50€.

IL CORZANO 2007. Tiene una mezcla de sangiovese (39%), cabernet sauvignon (36%) y merlot (25%) y una crianza de 14 meses en barrica, un 14% nueva. Nos ha dado notas de fruta roja madura, pimiento asado y recuerdos de hoja verde de huerta (tomate, calabacín). En boca se muestra más amable que el anterior, con una entrada más dulce. Su año de más en botella se nota, aunque todavía los taninos están en punta. Deja un buen recuerdo frutal, con un punto de amargor. Cuesta 20,50€.

IL PASSITO 2000. Se trata de un vino que anteriormente podía llamarse Vin Santo, pero ahora no porque ya existe una denominación con este nombre. Se elaboran apenas 2000 botellas de 375 ml. a partir de uvas de trebbiano y malvasía. Estas uvas se recogen y se dejan pasificar en cajas hasta enero. Después se prensan suavemente durante varios días para extraerles un mosto que se lleva a fermentar en pequeños barriles que contienen la madre que ha dejado el anterior pasito que se ha crtiado ahí. Después permanecerá en este recipiente durante diez años en crianza oxidativa. Es de color ambarino-castaño y en nariz ofrece café, tofe, uva pasa, notas de madera vieja y de vino rancio. En boca sorprende por su acidez, su bajo grado alcohólico (11%) y aromas que percibimos por vía retronasal con recuerdos a vino generoso, avellana y vinagre balsámico de Módena. Cuesta 23€. 

Un invitado inesperado se nos unió a una posterior degustación de quesos
Agradecemos la atención a Arianna y Mireia, y, sobre todo, a Marco Gazza, que nos trajo hasta aquí.
¡Salud!

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