Nuestro segundo viaje a Italia ha
terminado en esta bodega situada en San Casciano, a unos 15 km. al
sur de Florencia. Se trata de una hacienda agrícola perdida en medio
del campo, a donde se llega tras recorrer kilómetros de polvorientos
caminos sin asfaltar.
Nació gracias al señor Gelpke, arquitecto de
profesión, quien hace medio siglo decidió abandonar Suiza en busca
de un lugar donde la familia permaneciera unida y pudiera vivir de la
tierra. Eran tiempos en los que las gentes de estas tierras de
Toscana emigraban a la ciudad y era muy barato adquirir una
propiedad. Así, compró las dos colinas, Corzano y Paterno, que dan
nombre a la finca.
Viñas y olivos, los dos cultivos de la hacienda. |
Nos contó que lo más importante es el trabajo en la viña, a la que tratan solo con productos biológicos, nunca químicos. El suelo es básicamente limoso, mezclado con cantos y arcilla.
En la nueva bodega, construida en 2005, los vinos fermentan en depósitos de acero y hacen la maloláctica, en parte, en madera. Las maceraciones son largas, llegan hasta los 30 días para sus vinos más importantes, si la añada lo permite.
Usan barricas bordelesas de roble francés, un 30% de las cuales es nueva, para sus vinos de gama alta. También están experimentando con fudres. Las crianzas pueden alargarse hasta 20 meses para sus vinos I Tre Borri y Corzano, mientras que para su chianti Terre de Corzano es de 12 meses. Producen unas 80.000 al año de las que exportan un 80%.
Terminamos la visita catando cinco
vinos:
IL CORZANELO 2011. Es un blanco
obtenido a partir de chardonnay, sauvignon blanc, trebbiano y petit
manseng. Su producción es muy pequeña, básicamente lo hacen porque
les gusta beber vino blanco.
Tiene una crianza en parte reductiva y
en parte oxidativa. La sauvignon aporta los aromas y necesita una
crianza reductiva para preservarlos, mientras que la trebbiano, con
unos taninos muy amargos, precisa de un poco de oxidación. Nos ha
llamado la atención su color más verdoso que amarillo. En nariz lo
encontramos herbáceo y floral. Al probarlo encontramos un poco de
carbónica y una mezcla sorprendente de acidez y amargor, que no es
lo que uno se espera cuando va a beber un vino blanco joven y
sencillo. Cuesta 7€ en la bodega.
TERRE DI CORZANO 2009. Lo habíamos probado el día anterior y confirmamos la buena impresión.
I TRE BORRI 2008. Procede de sus cepas
más viejas de sangiovese y ha estado 18 meses en madera, un 30%
nueva. Nos ha dado aromas de fruta roja, pero también de hoja seca,
hojarasca. En segundo plano, aparece el tostado de la barrica. En
boca nos ha resultado duro, porque se trata de un vino potente y
concentrado, con unos taninos muy poderosos que necesitan muchos años
de afinamiento en botella. Cuesta 20,50€.
IL CORZANO 2007. Tiene una mezcla de
sangiovese (39%), cabernet sauvignon (36%) y merlot (25%) y una
crianza de 14 meses en barrica, un 14% nueva. Nos ha dado notas de
fruta roja madura, pimiento asado y recuerdos de hoja verde de huerta
(tomate, calabacín). En boca se muestra más amable que el anterior,
con una entrada más dulce. Su año de más en botella se nota,
aunque todavía los taninos están en punta. Deja un buen recuerdo
frutal, con un punto de amargor. Cuesta 20,50€.
Un invitado inesperado se nos unió a una posterior degustación de quesos |
¡Salud!
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