Finalizamos nuestro segundo viaje a Italia probando un vino de la bodega Emidio Pepe, de la que ya habíamos oído hablar en España. Se trata de un blanco elaborado con la uva trebbiano.
De color oro, en
nariz revela muchos aromas: hierbas (de infusión, como la
manzanilla), manzana (con apuntes de manzana asada, ya que también
hay recuerdos a canela), y notas que podríamos definir como
minerales, aunque resultan variadas, hemos tenido recuerdos yodados,
de humo, de suelo húmedo...
El caso es que en boca
todavía está mejor, delicioso. En la entrada apreciamos algo de
dulzor, y pronto destacamos una acidez extraordinaria, de las que
hacen grande a un vino. A esto se añaden notas salinas y un ligero
amargor que invaden el paladar de sensaciones placenteras.
Mucho
tiempo después de haber tomado un trago, el paladar se abre para
disfrutar de todo lo que ofrece este vino. El recuerdo es muy largo y agradable; es un vino que se queda en la boca. Vino distinto, único, vivo.
Nos costó unos 35 € en el
restaurante Il Convivio, de Roma.
¡Salud!
Muy buen artículo. Si queréis tomar este vino en Madrid lo tienen en el restaurante Wakathai, marida bien con comida especiada asiática. Gracias!
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