Podríamos titular esta entrada algo así como "hágase usted mismo una minicata vertical en casa por 5 €". En realidad la idea viene de que nos hemos encontrado estas dos botellas mezcladas (no sabemos si voluntariamente) en una estantería de la tienda donde estábamos comprando. Como ya nos gustó el tinto joven de esta bodega, no quisimos pasar por alto la ocasión.
Comenzamos con el 2011. De color dorado pálido, con fondo verdoso, en nariz ofrece aromas herbáceos (con algo de hinojo) y campestres, con algo de fruta blanca y algún recuerdo cítrico.
En boca se nota algo el alcohol (13,5%), nada más entrar; aunque a continuación la acidez se impone y perdura, alargando el vino, con notas cítricas (limón) y un recuerdo amarguillo no desagradable.
Pasamos al 2010. De color muy similar, quizás algo más intenso éste; en nariz nos ha llevado más tiempo que se abriera (había notas como más leñosas, incluso de cartón o papel de periódico) pero hemos tenido paciencia y hemos disfrutado con notas más interesantes, de flores, y de fruta más dulce (melón y piña).
En boca nos parece más redondo, más conjuntado y placentero, más envolvente; con una acidez y un alcohol (13%) mejor ensamblados. El recuerdo de la acidez también se impone, pero no es tan acentuado como en el anterior (pomelo); resulta más afinado y el recuerdo es más grato.
No está mal la experiencia. Los vinos son más que dignos, se beben con placer. Y ya son varios, de los que podemos decir lo mismo, de los que elabora la bodega Vinos Jeromín S.L., que está situada en Villarejo de Salvanés, en la subzona madrileña de Arganda.
Y en cuanto al precio, ya lo dijimos al principio; unos 2,5 € cada botella en un hipermercado Alcampo. Toda una experiencia a un precio extraordinario.
¡Salud!
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