Este vino se elabora en Capmany, Girona, en la comarca del Alt Empordà, a apenas 15 kms de la frontera con Francia. Se trata del vino más exclusivo de la bodega Oliver Conti, con un coupage muy bordelés. Cuando abrimos botellas que ya van teniendo una cierta edad nos entra siempre la duda de qué nos vamos a encontrar, si el vino habrá evolucionado bien o, por el contrario, ya estará en plena decadencia. En este caso el acierto ha sido pleno. Este Oliver Conti se encontraba en su mejor momento y lo hemos disfrutado mucho.
De capa media-baja, con ribete amarronado, en nariz nos ha dado notas especiadas de pimienta negra y pimentón, junto con aromas de crianza (cuero) y tostados (humo, hollín). La fruta aparece en forma de cerezas en licor.
En boca mantiene todavía unos taninos que se hacen presentes, pero ya muy suavizados, junto a una buena acidez. En el final deja un poco de amargor y una sensación mineral salina en la parte del centro y de delante de la lengua. En el retrogusto aparecen notas ahumadas. Después de un buen rato del último trago lo que nos queda es un recuerdo frutal muy agradable.
Nos ha recordado mucho a algunos vinos de Burdeos, de esos que solo empiezan a estar realmente buenos con el paso de unos cuantos años. Nos costó unos 18€ en Vins Guillamet, Ripoll, Girona.
¡Salud!
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