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viernes, 21 de agosto de 2020

LATITUD 40 2018. Graciano. Toledo.

Hoy bebemos uno de los vinos de Carmen y Luis, "Uvadevida" (Toledo, comarca de Santa Olalla, -adivinad su latitud-). Todavía no les conocemos personalmente. A ver si hay suerte y podemos hacerlo pronto. Alguien que sabe mucho de esto nos ha hablado muy bien de sus vinos y de su proyecto.

De momento es este vino el que nos cuenta cosas de ellos, y lo hace de la siguiente forma. Primero se presenta con una nariz limpia, perfectamente íntegra, con profundidad y concentración, con una combinación de aromas muy agradable, que invita a olfatear una y otra vez para apreciar su diversidad de matices: desde la base frutal (toques de fruta roja -cereza crujiente, fresa-, también de fruta negra -ricos arándanos-), pasando por un punto balsámico, y hasta floral (de geranio. de azahar). Se muestra incansable; al tiempo aparecen notas de monte bajo, de tomillar, de romero y orégano. Festival mediterráneo.

En boca está estupendo. Equilibrado, con un cuerpo medio  (ojo, estamos en Toledo), que permite disfrutarlo sin y con acompañamiento sólido. Tacto suave sin excesos glicéricos, untuosos. La acidez está ahí jugando su papel esencial (qué mérito sacar esa acidez); los taninos son delicados y se suman al conjunto para armonizar este concierto sensorial. Va por la vía de la sutileza. ¡Y qué bien se muestra esta graciano toledana!

Un vino sabroso, que estimula toda la lengua (parece querer depositarse en ella estimulando la sensación táctil). Deja un recuerdo agradable, de calidad, de finura.

Sin duda, está muy bien hecho. Uno de esos vinos que apetece (porque además les viene bien) probar con tiempo, dejando que despliegue sus encantos. Ideal para una charla entre amigos. Para nosotros, un feliz hallazgo.

"No hay deber más necesario que el de dar las gracias! Cicerón.

¡Salud! 



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