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viernes, 21 de agosto de 2020

PEQUEÑOS Y SALVAJES: EL PROYECTO

Dicho y hecho. Hemos estado en la "oficina" de Vicky y Nahuel; nos han abierto las puertas (literal y metafóricamente) para que conozcamos con mayor detalle las claves de su proyecto.

Su ofi no es otra que la otrora Bodega Cooperativa de El Tiemblo, Ávila, espacio que, en su mitad, está alquilado por Fabio Bartolomei (la otra mitad del edificio es usado por Daniel Ramos). 

Así que la visita a nuestros protagonistas se enriqueció con la presencia de Fabio, y aún hubo más...apareció por allí otro de esos locos de nueva generación que hacen vino en la comarca (este tipo de vino -en la charla posterior surgió el término de VINOS INIMITABLES-): Raúl Calle (acompañado de su compañera, de su simpático hijo, y hasta de amigo francés de interesante conversación). Total, que al final nos juntamos unos cuantos amigos del vino para hablar de cosas, algunas de ellas, bastante interesantes, como veremos). Edu, aunque no estabas de cuerpo presente, estabas en el recuerdo, que conste.

Hechas las presentaciones, al lío. La verdad es que nos sentimos afortunados de haber compartido una charla tan productiva con Nahuel y con Vicky. Es necesario comenzar apuntando algunas notas en clave biográfica. Y es que la vida les ha dispuesto un camino singular. Hace ahora dos años estaban trabajando en Martín Berasategui (nuestros respetos, maestro), y no precisamente en labores auxiliares. Llevaban tiempo allí, y asumiendo tareas de responsabilidad (aprendizaje fundamental, por otra parte: el rigor, la atención por el detalle...). Era la culminación a una carrera en el mundo de la hostelería (cocina, sala, sumillería, que podemos calificar de brillante. Ambos han conocido lo mejor del mundo Michelín (nos referimos a los restaurantes, no a las ruedas), han tenido acceso a vinos míticos, y han podido viajar. 

Y todo esto siendo ¡veinteañeros! No podemos evitar sentir admiración por ellos, acentuada por el contraste con el panorama que se le presenta a la mayor parte de la juventud española, para quien independizarse, construir un proyecto vital, a esa edad, resulta casi de ciencia ficción (rasgo de país mediocre, añadimos, que obliga a que nuestro talento joven tenga que irse fuera y/o convivir con sus progenitores hasta casi -o no tan casi- los cuarenta). Vicky y Nahuel muestran una madurez que asombra y que celebramos.

Una madurez que se concreta en el momento clave para explicar toda esta historia: se dieron cuenta de que esa vida "exitosa" (trabajo de prestigio, buen sueldo) NO les llenaba, no les satisfacía. ¿Por qué? Para expresarlo con brevedad diremos que buscan otra cosa: hacer lo que les da la gana, lo que les hace felices aquí y ahora; hacer las cosas que les dan energía. "El éxito es tener libertad para hacer lo que te de la gana".

Y eso pasaba por hacer vino. ¿Cómo? ¿Dónde?

Aquí es donde aparece Fabio Bartolomei, persona generosa, que cree en una vida bajo el paraguas de lo comunitario...Y así nació un ejemplo de economía colaborativa que asustaría en muchos despachos: tú me ayudas...nosotros te ayudamos. El factor dinero...lo justito, tirando a nada.

Y en esas están. Añada 2019, la primera de estos Pequeños Salvajes. Poco más de 200 botellas de ancestrales: airén, moscatel (de estos no hay), y el garnacha ("Dos copas y a volar" que ya conocéis).

En estos momentos están -los tres, incluyendo a Fabio.- ya de vendimia (la albillo ya ha madurado) y elaborando...para la añada 2020 habrá más botellas (puede que la cifra total se acerque a las 2000).

Rescatamos alguna cosa más, antes de pasar a Fabio. Charlamos del trabajo en el campo. Aquí, en este territorio abulense cercano a Madrid han caído en gracia. Son muchos los viejos del lugar que les están echando una mano, que les dejan recoger el fruto de sus parcelas que ya no trabajan desde hace años. 

A la pregunta ¿qué buscáis? responden esto: un cambio de vida hacia la libertad de hacer lo que les gusta (les gusta el trabajo en el campo -a Vicky se le nota el entusiasmo, la energía, cuando lo dice-, y también poner en valor una cultura que se pierde. Si nos centramos en el vino, en su tipo de vino, pues comentan que les gusta un vino que haga disfrutar, un vino para compartir, y por supuesto, un vino sano.

Y ahora un poquito de Fabio, que también nos vale para entender el trabajo y la idea de estos pequeños salvajes. No parece irle mal. Vende algo más del 90% de su vino en el extranjero (así está la España vinícola, a cervezas y a gintonics). Mientras nos tomábamos un refrescante espumoso de saúco combinado con fresno, seguido de un glamuroso bodega-tour por las entrañas del caserón,  Fabio nos habló de sus intervenciones mínimas. En la tierra, algo muy básico. Hay que tratarla bien; de vez en cuando se ara; de vez en cuando se abona. Se desbroza en primavera para que las hierbas no conviertan la viña en una sabana (es que si no se hace nada no hay posibilidad de llegar a la uva), y se deja que la diversidad de hierbitas y flores creen un ecosistema favorable a la uva. ¿Se les hace algo a las cepas? Más bien no; la planta es sabia y sabe buscarse la vida. Lo que hay que cuidar es su sustrato.

Y luego en bodega...pues coherencia con lo anterior. Las contraetiquetas de Fabio son clarísimas al respecto. Se trata de un mosto que fermenta y al que se le añade NADA. Luego está el tema de si unas uvas se elaboran en tinaja, en inox, en madera vieja...eso va a gusto. Y ya está. 

Podríamos referir alguna cosa más, especialmente de los interesantes vinos que trajo Raúl, pero no es el momento. Para ser rigurosos hay que darles su propio espacio y su propio tiempo.

Así que, estimados Vicky y Nahuel, larga vida y buena fortuna. 

¡Salud!

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