Vámonos a dar una vueltita por el sur de Francia; nos acercamos al Languedoc. Allí, entre el Mediterráneo y el Macizo de Cevennes, se encuentra esta bodega que, en sus 12 hectáreas, cultivadas desde hace más de un siglo, elabora vinos con métodos muy respetuosos con la tradición: trabajo (manual) respetuoso en la viña, no se añaden sulfitos, se utiliza la madera de castaño....
Este "petit roy", un cariñena de cepas de más de 60 años, se presenta con una fruta golosa, tirando a confitada, dominante, y también de especias y algo de monte bajo.
En boca estamos ante un vino de estructura poderosa, de las que piden acompañamiento sólido, con una acidez que sorprende porque es capaz de contrarrestar la carga alcohólica (14%). Vino sabroso, que hace chasquear la lengua y que presenta unos taninos muy pulidos. Muy mediterráneo francés.
¡Salud!
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