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sábado, 19 de septiembre de 2020

MORENILLO AGROMÁN 2018. Morenillo. Ávila.

Comenzamos con este vino una serie de posts dedicada a conocer en profundidad  nuevos proyectos y a sus elaboradores, a bodegueros inquietos que hacen vinos singulares, irreproducibles por la industria vitivinícola. 

Vamos a empezar en el entorno de la Sierra de Gredos, espacio entre las provincias de Ávila, Madrid y Toledo, vertebrado por un grupo de sierras que componen la línea montañosa que separa las dos mesetas castellanas. 

El primero de la serie nos lleva hasta la bodega Cható Gañána tierras de Cebreros, referencia del vino en la provincia de Ávila, Traemos hoy un tinto de una variedad desconocida para nosotros: la morenillo (también conocida como morate, o aragón fino -en Cebreros-). Se trata de una uva muy poco cultivada hoy; queda algo en esta zona y también  se localiza en Cataluña, en Terra Alta especialmente.

Nos ponemos a la tarea; descorchamos. Agroman se viste con una capa muy ligera. 

En nariz ofrece un aroma limpio, sutil, y elegante a fruta roja (fresa, que va haciéndose golosita según pasan los minutos). También advertimos un toque floral (casi de pétalos de rosa). Interesante contraste el que apreciamos entre el continente -con esa etiqueta tan "rural" (por decir algo), y la finura y limpieza que muestra el contenido.

Nos cuenta Enrique (Kike, que junto a Silvia, está detrás del proyecto) que la morenillo ha sido una variedad poco apreciada, porque da poco grado y poco color. Se solía utilizar, en una práctica habitual hace décadas y siglos, como complemento de otras variedades dentro de una misma parcela, para aportar, en este caso, acidez.

Lo probamos. 

En boca destacamos su buena acidez. Poder disfrutar de un vino del centro peninsular con este toque afrancesado, por fresco, es muy placentero. Encima, tiene solo 12,5 grados de alcohol. El paso por boca transcurre por la vía de la delicadeza, aunque también muestra carácter, resulta sabroso. La lengua se estimula plenamente. Deja un excelente recuerdo, fresco y frutal.

Se ha elaborado utilizando raspón y fermentó, y se crió durante 11 meses, en viejas barricas de roble francés. Nada de química, nada de ·"tocamientos" en bodega. Sin sulfitos añadidos.

Desde luego, es una excelente carta de presentación para esta bodega, a la que seguiremos conociendo en las próximas semanas. 

¡Salud!

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