Nos acercamos al norte del Ródano para probar este tinto de maceración carbónica elaborado por Eric Texier. Es un tinto, pero peculiar. La garnacha (tinta) y las otras dos variedades (blancas) se elaboran por separado, y hasta que no pasan unos meses, no se ensamblan.
En nariz nos aporta notas frutales: ciruelas, fresa. Hay limpieza y nitidez en los aromas. También advertimos un ligerísimo toque especiado. Con el paso del tiempo gana en matices. Se asoman las notas vegetales y hasta minerales: aparece el campo, se intuye la tierra. Esos racimos de la garnacha, que han sido la base del vino, parece que dejan toda su esencia, el perfume de la piel de la uva.
En boca muestra ese carácter frutal que hemos apreciado al olerlo. Tiene un paso por boca ligero, pero deja su impronta. Desde luego, resulta muy agradable.
Nos parece un vino de concepción sencilla que cumple a la perfección; para beber con gusto a diario, un vino rico, un "vino de sed" que asegura disfrute sin mayores
pretensiones, pero que te deja un recuerdo de vino muy bien elaborado.
¡Salud!
No hay comentarios:
Publicar un comentario