Tras haber probado el ancestral de la bodega Sotomanrique, pasamos a su tinto 2017. Presenta una nariz limpia en la, además de la fruta roja advertimos matices especiados y como de hojarasca.
En boca vemos que se está buscando un perfil de vino ligero, con buena combinación de acidez, alcohol (14 %, bien equilibrado por la anterior) y una ligerísima tanicidad (el paso por barricas de roble francés no se aprecia, o se aprecia para bien).
Resulta fácil de beber, muy agradable. Una interesante opción para una garnacha de clima continental acusado.
¡Salud!
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