Hacía tiempo que no nos tomábamos un vino dulce y ya apetecía. Así que, explorando en nuestros fondos vinícolas, descubrimos este Pedro Ximénez que compramos en nuestra visita a la bodega Fernando de Castilla (y que reflejamos en el blog ).
En nariz nos deja notas de dátiles, de miel, de higo seco o pan de higo; y también de madera, de barrica vieja, de barrica de brandy.
Al probarlo descubrimos, tras su entrada golosa de zumo de pasa, notas de café, de naranja confitada. Resulta denso, sedoso, larguísimo y nada pesado.
Lo hemos tomado como postre, aunque también para merendar. Se nos han ocurrido muchos maridajes con él, especialmente con quesos. Su precio supera por poco los 30 euros (la serie Antique de esta bodega es la más alta de su gama), y da mucho placer.
¡Salud!
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