En la copa se muestra con una capa alta color picota-berenjena y ribete amoratado. Una espesa lágrima tinta las paredes.
En cuanto a los aromas, se presenta con sencillez y franqueza. No es complejo ni muy intenso. Domina la fruta roja (fresa, frambuesa), la flor (violeta) y algo de golosina (gominola). Una parte de este vino se ha criado en barricas viejas durante ocho meses y la otra, en depósito. Por eso no hallamos notas tostadas ni especiadas, lo que se agradece por aquello de variar un poco la archisabida melodía de la mayoría de los tintos.
Al contrario que en el olfato, en boca sí que es intenso. Es muy sabroso. Hay unos taninos estupendos que estimulan las encías sin asomo de astringencias. Es fresco, tiene muy buena acidez y un pelín de amargor final. Todo ello conjugado le confiere a este vino una persistencia en el paladar que lo hace muy largo, a la vez que equilibrado. Es un vino fácil y placentero de beber. Y su acidez compensa ese 14% de alcohol que en otros vinos da una desagradable sensación de ardiente en la lengua.
Curiosa paradoja la del nombre de este vino. Es "terrible" pero no provoca ningún terror, sino que, todo lo contrario, da placer. Creemos que se trata, más bien, de un juego de palabras que quiere hacer alusión a la "tierra" de la que procede y que expresa de forma líquida.
Terrible 1, un vino que está muy bueno y que vale 7.50€ en La Tintorería.
Terrible 1, un vino que está muy bueno y que vale 7.50€ en La Tintorería.
¡Salud!
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