Seguimos conociendo los vinos Joâo Tavares de Pina. Hagamos recuento; hemos probado, en las últimas semanas: Rufia (blanco elaborado al modo estandarizado), Lero Lero, y Tretas.
Hoy vamos con otro blanco, a partir de una mezcla de uvas (como el Rufia que ya hemos presentado), que tiene la particularidad de haberse elaborado con una maceración larga del mosto con sus pieles.
Ya su color ambarino nos da una pista al respecto. ¿Y en nariz? Evidentemente, la elaboración marca la gama aromática, donde encontramos, junto a las notas que ya advertimos en su hermano Rufia blanco ("sin pieles") algún toque que recuerda a maderas (nobles) o tabaco, quizá a frutos secos. La fruta madura se impone al final (albaricoque, melocotón).
En boca ocurre otro tanto. Encontramos cierta, ligera tanicidad, y volvemos a encontrar ese toque salino que ya advertimos en otros vinos. Hay algo más de glicérico que, por ejemplo, en el Rufia blanco normal, lo que le aporta una sensación envolvente interesante. El recuerdo es agradable y largo. Desde luego, la apuesta por la maceración larga nos parece exitosa.
Pues...ya van varios vinos de esta bodega portuguesa y, la verdad, podemos afirmar que estamos ante una apuesta segura de calidad, buen precio y sensaciones muy placenteras.
¡Salud!
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