Estuvimos visitando la bodega en Navidades y Nicolás Despagne, su propietario, nos contó que se hallaba en pleno proceso de conversión de toda su producción a la agricultura biodinámica desde 2006. Este vino, por tanto, es anterior a esta transformación. Se trata de un vino de guarda, como, según su parecer, deberían ser todos los de la región de Burdeos. Para él, hay un tiempo mínimo de seis-siete años en que sus vinos no se comportan como plenamente adultos en la copa. Por debajo de esta edad, se podrán beber, pero se estará bebiendo un vino adolescente, cuando no infantil. Así que con este 1999 no creemos correr ningún riesgo de infanticidio.
En la copa presenta una capa media-baja, color cereza con ribete anaranjado. Al servirlo apreciamos algo de reducción, que desaparece al poco de empezar a agitar. Es intenso en nariz, con predominio de las frutas rojas (frambuesa) y negras (arándanos, moras) maduras. También hay notas claras de cedro y especias (pimienta). Poco a poco aparecen otros aromas minerales (hidrocarburo) y procedentes de la crianza (ahumados, café, barniz).
Comprobamos con este Château Maison Blanche 1999 que a los vinos de Burdeos les sienta muy bien la larga crianza y que, si no exactamente el que pide Nicolás, hay que darles unos años de botella para apreciarlos en su plenitud. Nos costó 19.50€ en la propia bodega.
¡Salud!
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