De capa alta y ribete picota, con un puntito de evolución hacia el teja; en nariz, y tras
En boca resulta potente, con una tanicidad marca de la denominación bordelesa, que no desagrada aunque está ahí, bien presente. Por lo que vamos conociendo de estos vinos y su cultura, es bastante común que se vendan y consuman añadas mucho más antiguas que lo que se estila en España. El amargor tánico queda en el recuerdo.
Un vino para acompañar una comida "seria".
Nos costó 16,80 € en la Maison du vin de Saint Emilion.
¡Salud!
No hay comentarios:
Publicar un comentario