Cita al vino y a otras bebidas, aunque no es su objetivo. No
obstante vino y gastronomía están muy unidos; por eso traemos este libro a
nuestro rincón de temas relacionados.
Está escrito conjugando rigor y amenidad, con buenas
anécdotas. En menos de 200 páginas podemos
aprender cosas como el difícil camino que tuvo el tenedor hasta su
generalización (muy reciente, que antes se comía con las manos); reconocer la importancia
del pan a lo largo de la historia y valorar la influencia de griegos y romanos –como
en tantas otras cosas- también en este ámbito. Y es que, como defiende el autor, cosa que suscribimos, gastronomía (incluyendo, como gran acompañante líquido, al vino) y civilización van
unidas. Ellos nos dieron los primeros
grandes recetarios, costumbres más o menos licenciosas que han permanecido en
nuestro imaginario y, sobre todo, la base de nuestra alimentación hasta hace
pocas décadas, con pilares como el aceite de oliva y el vino; de éste nos cuenta Carlos Azcoytia que lo
normal, hasta el siglo XVIII, es que se mezclara con agua, con agua de mar, con
especias, hierbas aromáticas…
El cuarto capítulo, dedicado a la Edad Media, tiene cuatro
páginas estupendas que detallan el desarrollo de la
matanza del cerdo a lo largo de varias jornadas; todo un documento de antropología.
En los capítulos dedicados a la Edad Moderna, podemos descubrir
a un Leonardo da Vinci cocinero (faceta desconocida del genio), reconocer la
importancia de América para nuestra alimentación, y apreciar la desigualdad
existente en la España
de los Austrias, con toda su grandeza imperial y su miseria social; esa
grandeza se convertía en desmesura sobre la mesa.
El octavo capítulo comienza en la Francia de Luis XIV y el
esplendor versallesco, que también se da en la cocina. Lujo en la mesa, con
comidas enormes servidas en vajillas carísimas. Concluye haciendo referencia a
la invención del foie-gras, del restaurante,
y de las sopas de sobre y caldos concentrados (con nombres como Maggi o
Knorr).
En el noveno capítulo descubriremos al gran músico Rossini
(el de “El barbero de Sevilla”), que deja de componer para dedicarse a su gran
afición, la cocina. También se trata la conservación de los alimentos,
especialmente con frío. Los helados tienen miles de años de historia, mientras
que el frigorífico es una invención de “ayer”.
En el penúltimo capítulo nos trasladamos al gran París
decimonónico para ver el nacimiento del restaurante moderno, de la alta cocina
en sentido actual, con cocineros como Escoffier, que abre el camino de las
grandes celebridades culinarias que hoy cuentan con reconocimiento mundial.
También nos cuenta el autor el nacimiento del caviar como producto de lujo.
Finaliza el libro en la España que
ve nacer al siglo XX, un país subdesarrollado, en el que su población todavía muere de hambre.
Una amplia bibliografía completa este libro de Carlos Azcoytia, que ha desarrollado un gran trabajo de divulgación sobre un tema esencial en la vida cotidiana de la gente, pero que pasa desapercibido en lo libros de historia.
Una amplia bibliografía completa este libro de Carlos Azcoytia, que ha desarrollado un gran trabajo de divulgación sobre un tema esencial en la vida cotidiana de la gente, pero que pasa desapercibido en lo libros de historia.
¡Salud!
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