Una de las bodegas que visitamos en nuestra reciente visita al Penedés fue Can Feixes. Hablar de Can Feixes es
hablar de historia. El barón del Castillo de Cabrera cedió tierras
a los Feixas en el siglo XV. Eran bienes transmisibles en herencia
a los miembros de la familia, hasta que a comienzos del siglo pasado murió el último Feixes sin descendencia, y se vendió a la familia
Huguet. Hoy Joan y Josep María Huguet están al frente de un proyecto que
cuenta con dos nombres: los cavas Huguet y los vinos tranquilos Can
Feixes.
Visitamos la bodega con
Joan, empezando por la parte romántica, la de las viejas botas con
olor a vino rancio (nos acordamos de las viejas bodegas jerezanas).
Nos contó Joan, de camino a
las viñas, que su padre decidió, en los años 1980, apostar por la
elaboración de los vinos de calidad, dejando de vender uva a las
grandes bodegas. Su padre también plantó diversas variedades, por
lo que hoy cuentan con algunas parcelas interesantes, como la que
quizá sea la mayor superficie dedicada a la malvasía de Sitges, que
estuvo a punto de desaparecer.
Parcela de malvasía de Sitges |
Cuentan con 80 hectáreas de
viñedo alrededor de las construcciones, de las que sale una
producción, bastante reducida, de 200.000 botellas. La filosofía de
estos hermanos es sencilla, hacer el mejor vino posible. En la viña,
Joan se encarga de una agricultura muy respetuosa con el medio, ya
que quiere preservar el legado natural de la finca, en la que se
entremezclan cultivos y manchas boscosas.
Joan Huguet |
Además él, que iba para
ingeniero agrónomo, se ha dado cuenta de que la mayoría de los productos
que se usaban cuando estudiaba hoy están prohibidos.
En la bodega se desarrollan
prácticas como un prensado suave de las uvas que obliga a desechar
casi la mitad del total para quedarse con el mejor mosto.
En esta región del Penedés
estamos a más altura; aquí es la parellada la cepa protagonista,
cuya acidez asegura larga vida a los vinos tranquilos, así como también nervio a los
cavas.
Y vamos con un cava, el Huguet Gran Reserva Brut Nature 2007.De color pajizo brillante, en nariz se presenta discreto pero con complejidad. Comenzamos percibiendo delicadas notas de pastelería para, a continuación, encontrar aromas de campo (hierbas, matorral mediterráneo, notas terrosas) y recuerdos de fruta dulce ( manzana golden, plátano).
En boca resulta muy equilibrado, con el frescor que le proporciona una estupenda acidez, buena cremosidad y cierta densidad. Deja un final fresco y agradable, además de persistente.
Pues bien, éste es el primero de los vinos que compramos en la bodega; en breve anotaremos otros. Otro cava estupendo por poco más de 10 €.
¡Salud!
REPETIMOS:
Lo hemos vuelto a probar y nos ha gustado aún más, con su combinación de frescor y notas maduras. En nariz sigue habiendo mucho campo, quedando en segundo plano los recuerdos de levadura y bollería. En boca es fantástico, con nervio, con una burbuja excelente; muy placentero.
REPETIMOS:
Lo hemos vuelto a probar y nos ha gustado aún más, con su combinación de frescor y notas maduras. En nariz sigue habiendo mucho campo, quedando en segundo plano los recuerdos de levadura y bollería. En boca es fantástico, con nervio, con una burbuja excelente; muy placentero.
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