El restaurante |
El protagonista: Josep Mas |
Nos recordó Josep Mas su filosofía de trabajo, que es la del vigneron: si quieres vino de calidad debes tener y trabajar tu propio viñedo. Hoy, tras años de búsqueda y compraventa, cuenta con 13 parcelas, de las que se siente orgulloso, porque sabe que son "las buenas".
El Bierzo |
La mencía |
La cata comenzó con un vino al que todavía le resta un añito largo de guarda en botella, tras su paso de 14 meses por barrica, la añada 2010.
Un año cálido, como varios de los de la última década, y es que el cambio climático está ahí. ¿Y cómo se combate, le preguntamos a Josep? Siendo muy precisos a la hora de la vendimia; ésto ya nos lo había contado; unas horas de más (o de menos) implican defectos: verdores, sobremaduración. El caso es que el 2010 mostró un bonito color rubí, con capa media (el tema de la capa, nos comentó Josep, no sólo tiene que ver con el mayor o menor tiempo que el mosto está en contacto con las pieles, sino también con el tamaño de la uva, y la relación entre pulpa y piel).
Un año cálido, como varios de los de la última década, y es que el cambio climático está ahí. ¿Y cómo se combate, le preguntamos a Josep? Siendo muy precisos a la hora de la vendimia; ésto ya nos lo había contado; unas horas de más (o de menos) implican defectos: verdores, sobremaduración. El caso es que el 2010 mostró un bonito color rubí, con capa media (el tema de la capa, nos comentó Josep, no sólo tiene que ver con el mayor o menor tiempo que el mosto está en contacto con las pieles, sino también con el tamaño de la uva, y la relación entre pulpa y piel).
En nariz encontramos una intensidad media, limpieza (aromas nítidos y agradables), la dulzura de la fruta roja en sazón. Las notas de crianza estaban en segundo plano y eran muy sutiles. Creemos que responde a lo que Josep tiene en mente, un vino elegante, más discreto que exhuberante, de matices.
En boca, contando con que todavía no está hecho, encontramos muchas virtudes: equilibrio, porque pese a la calidez de la añada, y del vino, con cuerpo y untuosidad notables, la acidez está ahí, poniendo orden. Dejó muy buen recuerdo, especialmente nos fijamos en la estimulación del centro de la lengua, con notas salinas evidentes; la mineralidad de Massuria.
En boca se mostró excelente, muy redondo, nos permitió disfrutar de nuevas sensaciones, como el sutil amargor que se nota al final de la lengua (el amargor bueno, que también lo hay malo), y la presencia de la tierra, del terroir, con esa salinidad característica.
El 2007 mostró, lo probamos hace ya bastante tiempo, por dónde pueden ir los vinos de Josep con el paso de tiempo. Se reveló complejo, con notas de arándano, florales, y minerales. En boca aportó un atractivo dulzor inicial a los rasgos ya comentados en los anteriores. Al final de la lengua los taninos se percibían algo más; en un signo de honestidad, Josep nos comentó que "era el inicio del proyecto". Y es que hacer un buen vino no es fácil.
Josep y Xavi, el organizador de la cata |
Nos pareció un vino que ya está, que ofrece todo lo que tiene, que quizá no evolucione tan bien (las añadas cálidas no ofrecen muchas garantías de evolución). Notas en nariz de arándano, grafito, regaliz, y una boca amable, con su dulzor inicial (quizá algo falto de un poquito más de acidez, de nervio para completar el conjunto).
Nos quedamos con una muy buena impresión general. Massuria refleja bien la idea de su creador, un vino de calidad, de terroir, que cambia cada añada porque es el reflejo de las condiciones particulares de cada momento. Y detrás, las manos de Josep y su espíritu perfeccionista.
¡Salud!
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