La entrada 900 de nuestro blog nos lleva hasta Navarra. Tras haber probado el tempranillo, pasamos a un monovarietal de graciano. En su apuesta por rescatar variedades autóctonas, la bodega Viña Zorzal elabora este vino a partir de una uva que es clásica en el coupage de los riojas.
Su juventud se aprecia todavía en el ribete en tono fucsia que adorna la copa. En nariz apreciamos fruta, roja y negra (arándanos), acompañada de notas frescas (recuerdos de matorral mediterráneo, tierra húmeda) y especiadas. La breve crianza en barrica francesa (tostado medio plus) deja notas secundarias de café, bien integradas.
En boca resulta muy agradable, tiene una acidez estupenda, un puntito inicial dulce, y un cuerpo medio que le hace muy placentero de beber, al no resultar pesado.
Hace gala de equilibrio. Su crianza de cuatro meses en roble le ha sentado bien; hay buenos taninos, que aportan carácter pero no molestan, y los aromas de la barrica no distraen de los procedentes de la fruta.
Deja un recuerdo grato, bastante prolongado, sabroso.
Hace gala de equilibrio. Su crianza de cuatro meses en roble le ha sentado bien; hay buenos taninos, que aportan carácter pero no molestan, y los aromas de la barrica no distraen de los procedentes de la fruta.
Deja un recuerdo grato, bastante prolongado, sabroso.
Además cuenta a su favor con un precio estupendo, poco más de 5 € en Vinoteca Tierra, Madrid.
¡Salud!
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