Este vino lo pudimos probar hace un mes en una cata de buenos vinos de Borgoña, algunos de nombre mítico. Nos gustó mucho, y como su precio era menos mítico, lo compramos.
Tiene un color muy bonito, en tonos amarillos que no son muy habituales para
nosotros, acostumbrados a los pajizos (con o sin reflejos verdosos), o dorados.
En nariz, con elegancia, ofrece notas de tofe, de pastilla de café con leche, también lácteas (mantequilla, yogur), frutales (dulces, tropicales -plátano-) y minerales (gomosas, suelo de bodega, cueva).
En boca también es
elegante, también es complejo, con una acidez estupenda, en equilibrio con la untuosidad, su punto de sequedad, y su paso por boca con carácter, pero amable, ligero, muy agradable.
Desde luego, está muy bueno; un chablis de garantías, de los que se beben sin darte cuenta.
Es de esos vinos que ganan en la copa con el tiempo, a cada trago sugiere nuevas cosas.
Es de esos vinos que ganan en la copa con el tiempo, a cada trago sugiere nuevas cosas.
Nos costó 20,40 € en Lavinia.
¡Salud!
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