Estamos ante uno de
esos vinos que solo unos pocos pueden disfrutar, no tanto por el
precio como porque es necesario conocer su existencia, y conseguirlo
fuera de las Islas Canarias. Lo elabora El Grifo, la bodega más
antigua del archipiélago, y una de las más antiguas de España
(fundada en 1775). Tiene la particularidad de que procede de la
mezcla de soleras únicas, que no se rellenan, no como las soleras
tradicionales, por ejemplo de Jerez.
Es un malvasía criado en pipas
(barriles de 400 litros, lo tradicional en Canarias), de los años
1956, 1970 y 1997. Y se trata de un homenaje a aquellos “canary”
que ya en la Edad Moderna eran muy valorados en lugares como
Inglaterra (Shakespeare los cita en alguna de sus obras).
Es de un bonito color
ambarino. En nariz la crianza en madera se hace presente con notas de
nuez, de mueble viejo, naranja confitada, marron glacé, coco.
También hay notas yodadas.
En boca también
resulta complejo. Aparte del dulzor inicial, encontramos notas
salinas en el centro de la lengua, una acidez excelente, y notas
amargas.
Por supuesto, deja un recuerdo muy largo, con los aromas
descritos anteriormente retornando por vía retronasal.
Este vino único (que
se acabará cuando lo hagan las soleras), nos costó 23 € en la
propia bodega.
¡Salud!
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