Hoy presentamos un vino de la bodega salmantina Viñas del Cámbrico, que elabora en ecológico. Nace de una mezcla de tempranillo, rufete (variedad local), y cuenta con un toque de calabrés, un clon de garnacha casi perdido, que esta bodega está tratando de recuperar. Por lo que leemos en su página de internet, aporta un peculiar aroma a rosas.
El caso es que sí hemos advertido ese toque floral desde el descorche, con recuerdos de violeta, acompañado de una fruta roja en sazón, frambuesa y mora. Hay notas minerales, terrosas, que ya conocemos de otros vinos que se elaboran sobre terrenos graníticos.
Otra virtud que encontramos es su buen ensamblaje con la madera; sus nueve meses de crianza no molestan, complementan el conjunto con matices especiados.
Otra virtud que encontramos es su buen ensamblaje con la madera; sus nueve meses de crianza no molestan, complementan el conjunto con matices especiados.
En boca, la entrada es dulce, pero el vino tiene carácter, con un amargor ligero pero bien presente.
Hay muy buen equilibrio entre acidez y alcohol. Resulta sabroso e invita a repetir. Muy recomendable; una buena ocasión para probar algo bueno y distinto.
Hay muy buen equilibrio entre acidez y alcohol. Resulta sabroso e invita a repetir. Muy recomendable; una buena ocasión para probar algo bueno y distinto.
Nos costó 11,50 en La Tintorería, Madrid.
¡Salud!
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