El gran Samuel Cano se lanzó a hacer un maceración carbónica con su personal estilo. Primero se vendimió la syrah. En la fermentación, retiró la mitad del depósito y lo rellenó con los racimos de uva graciano para continuar la fermentación intracelular de las uvas (que de eso va la maceración carbónica). Después, un breve paso por barrica (2 meses), y listo; aquí está Kabronic. Apenas 1.000 botellas.
Para empezar diremos que huele muy bien: aromas dulces a fresón maduro, lilas, junto a notas vegetales y herbáceas.
En boca, nos recibe el cosquilleo del carbónico (más que notable). Resulta sabroso, con buena acidez que equilibra la sensación alcohólica (14%), y un ligero amargor. No es, en absoluto, un vino dulzón como los maceraciones al uso; casi resulta seco.
Tiene ese fondo de vino natural, tan característico, que nos lleva al perfume de la uva sin maquillajes, y nos deja un retrogusto que recuerda a frutos secos, a maíz tostado. Por cierto, la botella nos ha durado cuatro días y no ha acusado este hecho en absoluto. El vino se ha mostrado en perfectas condiciones.
Cuesta 11 € en "Natural cien por cien".
¡Salud!
¡Salud!
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