Las diferencias se comienzan a apreciar nada más servirlo en la copa. Este Fernando Rey de Castilla es menos oscuro, más parecido a un oloroso viejo, con sus tonos castaños y caobas, que otros brandys Solera Gran Reserva. En nariz el alcohol está muy bien integrado y, muy poco después de haber agitado varias veces la copa, pasa pronto a un segundo plano. Entonces aparecen las notas de frutos secos tostados (avellanas), ebanistería (mueblería, maderas olorosas, maderas viejas), uva pasa, cacao, vainilla y caramelo líquido. Es de una gran complejidad aromática. Nos hemos pasado más tiempo oliéndolo que degustándolo.
En boca también es complejo. Entra seco, más seco que lo que uno recuerda de otros brandys, donde está más presente el gusto dulce a caramelo. Inmediatamente se expande en la boca y la inunda de sabor. El alcohol casi no se nota a pesar de sus casi 40º y esto hace que el paso sea muy suave. El retrogusto es larguísimo, eterno. Nos recuerda, otra vez, a los frutos secos (nuez, avellana) y a las especias (vainilla). Tiene un punto de balsámico muy atractivo.
Se nos ocurren varios calificativos para este brandy a modo de conclusión: voluptuoso, placentero. equilibrado y elegante. Viene envasado en botella de medio litro y cuesta algo más de 30€ en la propia bodega Fernando Rey de Castilla, en Jerez.
¡Salud!
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